Monstruo

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Capitulo 5 "Monstruo".

Advertencia: Este capitulo contiene Lemon.

Se recomienda discreción.

-Te dije que te mantuvieras alejada de esta habitación. –Dijo Sara cuando entro a la habitación con la bandeja de la cena.

Ah –Supuso- Se acerco a Sara y le quito la bandeja de las manos antes de ponerla en la mesita de noche del cuarto.

Rin solo se dedico a ignorar a la castaña. En los últimos 6 días, desde que Sesshomaru se había ido, había perfeccionado su careta de indiferencia. No era muy difícil.

No sabía bien que le había dicho Sesshomaru a Sara, pero la chica, que antes entraba altanera y petulante al Cuarto Gris donde estuvo los primeros días de su secuestro, ahora apenas y se atrevía a mirarla cuando le traía la comida. Era casi gracioso el ver como Sara evitaba el contacto visual con ella.

Aunque algo parecido pasaba con Ah-Un. Pensó mientras los miraba de reojo, que tenían cada uno una pistola en la mano, listos para disparar en contra de Sara si intentaba algo, cada vez que ella entraba en la habitación.

No es que dejaran de ser amables con ella o se volvieran desagradables. Pero en los mismos 6 días de la ausencia de Sesshomaru, apenas ella bostezaba una vez, ambos le hacían una reverencia y salían para dejarla sola. A veces le tomaba más de una hora el dormirse pero ellos no volvían hasta el día siguiente.

-Se enojara si regresa y te encuentra aquí. –Insistió, posando sus brazos en sus caderas.

Rin se encogió de hombros mientras le ofrecía a Ah-Un un par de tostadas con crema de avellanas y trozos de fresas. –Entonces debió haberle puesto seguro a la puerta desde mi lado. –Dijo con una sonrisita.

Alcanzo el control remoto y encendió la televisión, antes de acomodarse en las cómodas almohadas.

La televisión era el principal motivo por el que había estado pasando más tiempo aquí que en su propio cuarto. Sin importarle el desagrado de Sara cuando la descubrió allí por primera vez hace varios días.

Por supuesto, Ah-Un tampoco había podido creer lo que veía cuando la hallaron en el cuarto de Sesshomaru, cómodamente acomodada en la cama abrazando la almohada y con una sonrisa en sus bonitos labios, a las pocas horas de la partida de su jefe.

La televisión era lo único que la distraía de recordar que Sesshomaru era casado y que de seguro sentía esa atracción hacia ella por recordarle a su antigua pareja.

Era un sentimiento horrible. Y no sabía, o no quería admitir, porque le dolía tanto. Ellos no eran nada. El era un hombre malo y cruel que la tenia encerrada todo el día.

También pensó en las pocas veces que se quedaba sola y escuchaba a los demás guardias de la casa riéndose, bebiendo y cantando canciones de borrachos en el patio trasero.

A veces se había atrapado, tarareando las canciones en busca de sentirse conectada con alguien más, aparte de sus enormes guardaespaldas.

Parecía que todos se volvían más indisciplinados con el jefe fuera. Rin estaba segura de que si no estuviera encerrada y vigilada por 4 pares de ojos, podría haberse escapado sin que la notaran.

Podría haberse liberado.

-No se supone que estés aquí. –Dijo Sara, ya harta de ser ignorada.

Rin tomo la taza de chocolate caliente y la probo, mirando a Sara con algo de curiosidad.

Sabía que Sara la detestaba. Lo había notado desde el primer día. Estaba bastante segura de que esa mujer estaba enamorada de Sesshomaru. Considero la idea de llegar a un acuerdo con ella para que la dejara ir, pero la descarto inmediatamente.

Atrapada en los brazos de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora