Capítulo 10

200 22 3
                                    

Seguimos con el fic n.n Sé que ha pasado un tiempo desde que lo actualicé, pero más vale tarde que nunca ¿verdad? (;

PD: como no podía dormir me he puesto a editar este fic... llevo desde la 1 am con esto XD

____________________________

-¿¡COMO HEMOS TERMINADO ASÍ?!- gritó un lindo rubio ojiazul mirándose en un espejo fijamente. A su lado estaban sus dos hermanos, sentados en un par de sillas y de sus cuerpos podía verse un aura oscura escapar y rodearles.

-Chicos~. ¿Estáis bien? - peguntó una voz femenina y con tono cantarín desde fuera de aquella habitación.

-Hai~.- respondieron sin muchas ganas los tres al unísono.

Naruto volvió a mirarse en el espejo. No sabiendo muy bien como sentirse cuando zafiros le devolvieron el gesto. Llevaba unos pantalones cortos tejanos por encima de medio muslo ajustados a su cadera por un cinturón plateado con negro. Como zapatos, unos botines negros de leve tacón, unos cinco centímetros más o menos, adornaban sus pies junto a unos calcetines largos hasta las rodillas que estilizaban sus finas piernas. En la parte de arriba llevaba una camiseta negra con el hombro descubierto y encima un chaleco tejano. Como toque final, en el brazo derecho llevaba una muñequera negra con los bordes plateados y en la izquierda unas pulseras de tela entrecruzadas.

Gaara también llevaba unos pantalones negros a medio muslo, pero en vez de unos botines, él vestía unas botas hasta las rodillas todo de cuerdas. En la parte de arriba una camiseta de manga corta roja y una chaqueta negra de media manga. Llevaba un par de pulseras de cuero y en la mano derecha un par de anillos plateados con negro.

Por último, Deidara vestía un pantalón largo de cuero apretado resaltando su figura y algo rotos; una camiseta de tirantes azul eléctrico con una chaqueta larga negra hasta por debajo de la cintura y unos botines como los de su hermano rubio. Para finalizar el conjunto llevaba un par de pulseras y una muñequera.

Los tres se miraron nuevamente y entonces un suspiro escapó de sus labios. Resignados por la situación en la cual se encontraban, decidieron que con alargar más el asunto no llegarían a ninguna parte por lo que se levantaron de sus asientos y caminaron hacia la puerta que les separaba de su destino. Nada más abrir la puerta sintieron y vieron una multitud de ojos los cuales les miraban fijamente.

-¡Kyaaaa~! ¡Os queda tan bien!- gritó una voz delante de ellos, la cual reconocieron al instante.

-Etto~ Mikoto-san... ¿por qué nos trajo tan de repente?- inquirió el rubio mayor mirando a la ilusionada mujer enfrente de su persona.

-Jejeje es que con mis hijos nunca he podido ir de compras. Ellos son tan fríos y malhumorados que nunca me han dejado escogerles la ropa.- respondió ella con una sonrisa enorme adornando sus fines y bellas facciones.

-Ya pero... ¿por qué de este estilo?- curioseó ahora el pelirrojo mirándose en otro espejo. No es que le desagradara, es simplemente que no estaba acostumbrado a que le vistieran como si de una muñeca se tratara.

-Mmm~... eso es porque pensé que os quedaría bien jejejeje.- fueron las palabras que salieron de la boca de la mujer quien se sentía encantada de tener a los chicos con ella.

-Etto... a mi me gusta pero...- susurró el rubio menor algo cohibido al sentir la mirada depredadora de muchos de los hombres del lugar. No era la primera vez que pasaba por una situación como aquella, y sin poder evitarlo un escalofría recorrió toda su espina dorsal cuando un recuerdo le vino a la mente. Cerró los ojos y cojió aire para calmarse, no queriendo que sus hermano notaran su agitación.

Intento de ConquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora