EXTRA

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Advertencia: ¡LEMON! (SasuNaru)

Ya era hora ¿verdad? Espero que os guste n.n

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-Por fin se durmieron.- comentó el joven azabache de 21 años al entrar en la habitación de matrimonio donde esperaba hallar a su joven y adorable esposo el cual no se encontraba en el mullido colchón como él esperaba.- ¿Naru?- preguntó y al mirar por la habitación notó que la luz del baño se encontraba encendida.

Tenía curiosidad por saber lo que su rubio hacía allí dentro a aquella hora, pero antes de que pudiera dar un solo paso hacia allí, la puerta se abrió, dejando ver a su querido doncel, imagen que dejó estático al de cabellos negros, el cual no se esperaba para nada lo que sus ojos observaban en ese preciso instante.

Su rubio, su amado y todavía bastante vergonzoso, a pesar de los años juntos, ojiazul se encontraba recostado en el marco de la puerta llevando las vestimentas más eróticas que alguna vez tuvo el placer de observar en otra persona, sobretodo sobre su persona. El menor llevaba puesto unos shorts tejanos que acentuaban su preciosa figura, una blusa en color negro prácticamente transparente que dejaba ver el estómago del menor, pues esta acababa un poco por debajo del pecho de este. También unas bellas medias negras a media rodilla estilizaban sus bellas piernas.

El azabache no se contuvo en relamerse los labios pues podía observar a la perfección el tatuaje que su doncel se había hecho en el estómago, después de cumplir los 18, algo más tarde de dar a luz a sus gemelos, y el cual consistía en una enredadera que subía desde la pelvis por su lado izquierdo hasta la cintura, donde pequeñas flores de sakura florecían y con letras en cursiva que decían lo siguiente "Propiedad de U. Sasuke" seguido del símbolo del clan Uchiha.

Esa fue una sorpresa que el de ojos zafiro le dio y algo que le excitó de sobremanera. Para agradecerle el bello gesto decidió que también haría algo para él y decidió ponerse un par de pierciengs, uno en la lengua y el otro en su miembro, pues había descubierto que el contrario tenía un pequeño fetiche por ellos.

El rubio le miró divertido pues notó que su marido se había quedado perdido en sus pensamientos, seguro fantaseando con él. Soltó una risita divertida y se acercó hasta llegar frente suyo de forma pausada y casi acechadora. Una vez llegó junto al moreno pasó sus manos desde los hombros ajenos, bajando por el pecho y abdominales, lugar desde el cual volvió a subir hasta dejar sus brazos rodeando el cuello del contrario.

-Nee.. me gusta tu mirada, pero prefiero que me digas algo ¿sabes?- le susurró justo en el oído.

Automáticamente el mayor rodeó la cintura ajena y juntó ambos cuerpos todo lo humanamente posible al tiempo en que le recorría un escalofrío por todo el cuerpo y sonrió de lado entretenido y excitado a la vez.

-¿Realmente hace falta hablar? Creo que sabes muy bien lo mucho que me gustó tu sorpresa.- le susurró sensualmente al oído con la voz ronca.

Un gemido escapó de los labios ajenos al sentir el cálido aliento del mayor sobre uno de sus puntos débiles, una parte realmente sensible y de la cual el moreno era conocedor. Su reacción pareció ser la deseada pues sin ningún aviso previo el azabache levantó al contrario, lo que obligó a este a rodear la cadera del mayor con sus piernas para no caerse y así fue llevado hasta la enorme cama de matrimonio que ambos compartían cada noche sin falta, donde fue depositado con sumo cuidado.

Rió un poco por ello pues a veces el ojinoche seguía tratándolo con una delicadeza que se asemejaba al de la primera noche que pasaron juntos, pues casi parecía que tenía miedo de romperle o hacerle cualquier tipo de daño. Había veces en que aquello le molestaba, pero otras, como en ese mismo momento, le daba incluso ternura, provocándole una sensación cálida que le recorría todo el cuerpo desde su pecho. Sentía que era realmente querido entre los fuertes brazos del joven de pálida piel.

Intento de ConquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora