26 de mayo del 2007
Hace un año que ella se fue de este mundo...
A mis padres no les gustaba ver cómo me encerraba en mi cuarto, supongo que mi actitud y mi falta de apetito estaba siendo algo preocupante para todos, había escuchado a mis tíos insinuar que era culpa de mis padres mi actitud tan "caprichosa", definitivamente no sabían nada.
Ya no pintaba.
Tampoco me gustaba que me dijeran pajarita, apodo el cual me puso ella, no quería escucharlo otra vez porque sabía que lo único que haría era recordarla, y recordarla duele.
No quería ver a nadie.
Nadie lo entendía.
No los juzgaba por no entender, pero lo único que pedía era que me dejarán tranquila.
Me encontraba regando las plantas de mi mamá, esas que le dan color a la entrada de nuestra casa. Es lo único que me hace salir de casa, le había prometido a ella que cuidaría de las flores de mamá, aparte que eran un buen método de distracción.
Noto un camión de mudanza, recuerdo haber escuchado a mí mamá decir sobre que unos vecinos habían vendido la casa a una familia extranjera, no me fijo mucho de las personas que se están mudando. No tengo ánimo.
—¡Oye! —escucho la voz de un niño así que me doy media vuelta buscando al dueño de esta.
Noto a dos niños un poco más altos que mí, ambos tienes el cabello castaño oscuro, pero noto que uno de ellos tiene los ojos grises mientras que el otro los tiene del color de la miel.
El segundo se acerca a mí. Supongo que es el que me llamaba.
—¿Cómo te llamas? —pregunta. Tiene una gran sonrisa, lo miro con algo de desconfianza para luego ver al otro por encima de su hombro.
El ojo gris no se acerca, solo observa como si estuviera analizándome. Para luego entrar a la casa, que extraño.
—Isabelle... —susurro.
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Cartas al Anónimo ©
Teen FictionIsabelle es una chica la cuál ha tenido que pasar por el dolor de la perdida de las personas que ama con todo su corazón, una de ellas es su mejor amigo. Esto ocasionó que ella dejara de hacer las cosas que ama para evitar recordarlos y sufrir, pero...