Estrellas y Una Apuesta

Capitulo 8 Confusión

Mina volteó su vista algo nerviosa y emocionada, aunque aparentando serenidad ante la persona de la cual reconoció inmediatamente la voz.

—Yaten —sonrió— claro —esperó a que él se acercara y la tomara con sus brazos para bailar. Aquello era lo que había esperado desde que lo vio esa noche. Sabía que no venía solo pero no le importo preguntarle por ella pues sabía que si él estaba ahí era por que podía o quería hacerlo y eso le bastaba.

—Veo que vienes muy acompañada —murmuró estrechándola un poco más, pero sin llegar a estar como lo había estado con Diamante— creo que hoy me desagrada más que de costumbre

Sonrió algo ¿divertida? — ¿Te refieres a Diamante o a Seiya? —el aroma de su colonia era tan o más perfecta de lo usual y disfrutaba sentir sus cálidas manos sobre la piel de su espalda.

—Ambos —murmuró en tono serio y era la verdad— Diamante por ser tu pareja y Seiya por ser tan evidente en coquetearle a mi novia ¿no te parece suficiente?

—Tal vez, aunque entiendo más lo de Seiya, lamento su descaro —le sonrió para animarlo— Por Diamante no debes preocuparte —desvió un poco su mirada de la de él— es agradable

—Si, supongo que tú debes verlo encantador siendo el hombre del que me hablabas —se separó un poco para verla— porque supongo que el hombre del que estas enamorada es él ¿no? —volvió a abrazarla.

Aquello la dejo sin palabras un par de segundos para después sonreír ante lo evidentemente ciego que era ese hombre, pero bueno tal vez Diamante podría ayudarla a camuflaje su verdadero interés— Supongo que soy tan evidente, es una verdadera pena mi caso ¿no es así?

—No —dijo firme— no es eso lo que me preocupa, sino que sea precisamente Diamante de quien estas enamorada. No sé qué tanto te haya dicho o de qué manera te haya tratado, pero créeme que con todas las mujeres es así. Además, Serena me ha dicho que tiene novia ¿no crees que mereces algo mejor que un mujeriego como él? —quizá estaba siendo demasiado directo, pero no tenía por qué irse por las ramas en el caso de Mina y mucho menos ocultar su enfado.

—Lo sé —dijo un tanto desilusionada— Sé que tiene novia y créeme no seré su amante o la otra en cuestión ni mucho menos, sé también que es coqueto y todo lo que dices, pero se te olvida algo —subió su mirada a él— Yo no le intereso y comienzo a creer que jamás dejara a su novia —verlo a los ojos y decir aquello le dolió como no se había detenido a pensar, pues era verdad. De que le servía que Yaten discutiera con Serena o que se preocupara por ella, que la elogiara y fuera tan cálido con ella si él a la única mujer que amaba era a ella.

—Pues para que no le intereses se estaba sobrepasando contigo, Mina —dijo un poco más dulce y menos molesto— eres una gran mujer y creo que mereces más que un hombre como ese. Mira... —le señalo para que viera como estaba con otra mujer igual coqueteando— no me gustaría que sufrieras por alguien así

Sonrió tenuemente ante su preocupación, lo cual no sabía si era reconfortante o doloroso— Te prometo que él no me lastimara más de lo que yo me lastimo a mí misma. No te preocupes estaré bien —fijó su mirada en Diamante. Bueno al menos Yaten no era como él en ese aspecto, hubiera sido peor en realidad enamorarse de Diamante Black— Vaya, desde que te vi has tenido ese gesto tenso —subió su mano tocando en una pequeña caricia su ceño fruncido.

Sonrió ligeramente quitando ese semblante— Y como no estarlo. Mi amiga en brazos de ese patán y mi novia idolatrando a tu primo —suspiró un poco más relajado, después de todo él no tenía ningún derecho a estar molesto porque Mina hubiera ido acompañada— pensé que la velada seria distinta, pero bueno bailar contigo lo aligera un poco