Capitulo 7 Celos

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El medico había llegado revisando a Mina, tal como lo había dicho Yaten tenía una fiebre muy elevada para lo cual le receto algunas pastillas y algunos antigripales que la harían sentir mejor. Yaten no perdió tiempo en ir a comprar aquellas medicinas una vez que su amigo se fue. Mina no podía creer que después de tanto tiempo sin enfermarse ahora tuviera que verla Yaten en ese estado. No era para nada agradable que ante el hombre que querías lucir más segura e independiente ahora fueras un manojo de estornudos.

Al llegar Yaten, Mina tomo las medicinas sin objetar, agradecía tanto que él fuera tan atento. En ese momento recordó porque no quería estar sola el resto de su vida. Lo lamentable era que el hombre que a ella le interesara no pudiera estar de tiempo completo con ella, aun así, disfrutaba sus atenciones y sus mimos. La tarde paso y Yaten accedió a ver una película juntos con tal de que Mina permaneciera en cama. Ya estaba prácticamente obscuro y la habitación solo estaba siendo iluminada por la luz del televisor y la pequeña lámpara de noche que estaba sobre el mueble de junto de su cama.

—No sé si es la medicina, la película o tu compañía, pero creo que me siento mejor —la fiebre aun no bajaba por completo, pero al menos ya había dejado de estornudar cada minuto.

—Dejémoslo en que fue la medicina, yo no soy médico así que yo no tuve nada que ver en tu recuperación —sonrió estirándose un poco ya que la película había terminado— ¿Qué medicamento sigue?

—¿Otro? —negó acurrucándose con su almohada.

—Claro —tocó su frente al ponerse de pie— aun tienes fiebre. Mmm creo que te preparare un té ¿de qué te gusta?

—Verde —sonrió agradecida— están en las alacenas sobre el horno

—De acuerdo —le sonrió antes de salir de la habitación. Después de buscar entre las pequeñas cajas encontró el té que ella quería en ese momento, minutos después volvía con la taza humeante de té— bien señorita creo que esto le hará más efecto con su medicamento, mañana tendras que descansar para que te repongas

—Gracias —se sentó para tomar aquella taza de té— y gracia a Dios es fin de semana, habría sido terrible tener que ir a trabajar así

—Lo más importante es que estés bien así que no te preocupes ahora por tu programa —se sentó junto a ella tomando la caja de pastillas que tendría que tomar.

Tomó el té probándolo, estaba a la temperatura perfecta— ¿Y cuál sigue? —volteó a verlo esperando por su medicamente con una pequeña sonrisa.

—Este... —abrió la caja y le mostro la tableta que se tomaría, tomó su mano para depositar en ella la pastilla— tómatela y no hagas gestos

Al verla estaba comenzando a hacer gestos, pero al escucharlo solo sonrió— Bien... —la colocó dentro de su boca y la tomo en un trago de té—listo, merezco un premio

—Claro que si —sonrió acariciando su mejilla— ya lo veras en tu casa. Eres una gran mujer, espero que nunca cambies. Bien creo que es tarde y debes descansar

Sonrió sutilmente— Gracias por todo Yaten, jamás pensé que tuvieras esta faceta tan protectora, te debo una

—Para nada. Al contrario, fue un placer cuidarte. Además, me hiciste olvidar muchas cosas y pensar en otras —se puso de pie para abrigarla— además eres una amiga sentí el deseo de hacerlo y no creas que soy así con todas las personas

—En ese caso con mayor razón gracias —se levantó ligeramente para alcanzarlo. Subió su mano para acariciar su mejilla mientras se acercaba dándole un beso en la otra mejilla.

—No tienes nada que agradecer —sonrió correspondiendo a su beso—descansa —se acercó a tomar la cobija y la abrigaba de nueva cuenta— no dudes en llamarme si necesitas algo, no importa la hora que sea ¿de acuerdo?

Estrellas y Una ApuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora