Capítulo 2 - Beast Wirt -

719 48 42
                                    

En un bosque frondoso, donde los biomas cambian sin regulación, donde la oscuridad se oculta de los rayos del sol, en algún lugar de lo desconocido; dentro de Lo Desconocido...

... Valga la redundancia.


Encontrar tu camino dentro de estas desconocidas tierras repletas de ramas y hojas es igual de difícil que encontrar una aguja en un pajar. Tú no eres el que elige el camino que tomarás, es el bosque quien te guía hasta tu destino; ya sea para bien o para mal de las incontables almas que vagan perdidas por estos lugares.

Pero solo algunos logran ver a un joven caminando por los senderos como si fueran su hogar; con una familiaridad que no se puede replicar aún teniendo un mapa en mano. Un chico ambulante, que solo se mueve entre las sombras de los árboles y los rincones más oscuros del bosque.


Los rumores dicen que es un alma en pena divagando por el limbo. Algunos cuentan que solo es un rumor que las madres cuentan a sus hijos para que se vayan a dormir temprano. Otros dicen que es el fantasma de alguien consumido por La Bestia que camina sin rumbo, y hay quien dice que se trataba de la Bestia en sí misma.


Un chico de pelo castaño cubierto por un peculiar gorro alto y puntiagudo rojizo. Su cabeza estaba decorada con unos grandes cuernos de ramas, fáciles de confundir con dos arboles brotando de su cabeza. Llevaba arrastrando una frondosa capa azul marino que ocultaba una ropa de pueblerino: camisa abotonada y pantalones con tirantes. Pero los que lo han visto cuentan que ilumina su camino por el bosque con una vieja lápara de aceite en mano y sus grandes ojos multicolores, que te observaban desde la oscuridad como depredador a su próxima presa.


Las leyendas que circulaban alrededor de este joven eran muchas, pero solo unos pocos conocían la verdadera historia detrás de esos cansados ojos.


La historia de Wirt: un pobre chico que había perdido toda esperanza de volver a lo que una vez llamó hogar, cediendo al trato que La Bestia le ofreció para lograr salvar el alma de su hermanito; conteniéndola en su lámpara donde estará segura a cambio de tomar el lugar del antiguo leñador. Ahora acechando por el bosque en total soledad, en busca de aquellas personas que al igual que él han perdido la esperanza; coleccionando sus almas para seguir alimentando la lámpara.

Las ramas no crujían bajo los pies de Wirt; como si el mismo bosque supiera no meterse con él. En su espalda cargaba una abundante pila de grandes ramas y pequeños troncos agrupados con dos tirantes. Un paso sobre el otro iba iluminando su camino con la luz de su lámpara a la que le hacía falta un cambio de aceite pronto, con una vieja hacha ladeándose de un lado a otro en su otra mano.

Cosechar los árboles Edelwood que se formaban sobre los desesperanzados era solo una rutina que ya se había grabado en el núcleo de su cerebro. Hay días donde olvida el por qué hace todo esto, días donde solo sigue caminando en automático como un robot por los senderos que nunca parecen dejarlo perderse, días donde debe darse unos minutos para recordar que el alma de su hermano es lo único que le queda y la debe proteger con toda su vida para no fallarle una segunda vez.

Caminar por horas, talar cada árbol de Edelwood que encuentre, regresar a la cabaña y cambiarle el aceite a la lámpara. Caminar por horas, talar cada árbol de Edelwood que encuentre, regresar a la cabaña y cambiarle el aceite a la lámpara. Caminar por horas, talar cada árbol de Edelwood que encuentre, regresar a la cabaña y cambiarle el aceite a la lámpara.


Caminar, talar, regresar, cambiar aceite.

Caminar, talar, regresar, cambiar aceite.

Juegos de Azar | BadEndFriendsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora