Gravity Falls.
Un pequeño pueblo en medio de la nada; conocido por sus incongruencias con la ciencia en las cosas más absurdas, ahora mismo se enfrentaba al más sin sentido que la humanidad puede imaginar.
Nada más y nada menos que el Raromagedon; creado por el mismísimo Bill Cypher, un demonio proveniente de otra dimensión, capaz de entrar en la mente y tomar el cuerpo de una persona, y manipular la realidad a como se le plazca con solo el chasquido de sus dedos.
Aunque actualmente se hace llamar Bipper; el retorcido resultado de que el inocente Dipper Pines aceptara un trato con Bill, dejando así que poseyera su cuerpo por el resto de la eternidad.
Ahora eran un solo ser controlado por dos almas, aunque nunca mejor dicho, controlado por una sola mente mientras la otra se escondía como fantasma solitario en sus recuerdos. Con el cuerpo de un chido de trece años, ojos de un vivas amarillo y pupilas afiladas como las de un gato, llevando puesto un elegante traje negro, con una camisa blanca abotonada por debajo, un listón en su cuello que asemejaba a uno de sacerdote y unos pantalones formales que hacían juego con sus zapatos a donde sea que fuera.
Lo que más resaltaba de su persona, además de su excéntrica personalidad, era una afilada sonrisa de oreja a oreja que nunca abandonaba su rostro.
Sin embargo, esa singular sonrisa no era nada más que una mueca de aburrimiento en este momento. Dentro de su Temoramide Flotante ™, sentado en su excéntrico trono creado a base de las personas del pobre pueblo que sucumbió ante su poder; todos convertidos en estatuas y marcando para la eternidad sus expresiones horrorizadas al momento de su captura y reducidas a un tamaño no más grandes que simples figuras de acción para adaptar el exagerado tamaño de su trono a uno más eficiente y cómodo para su tamaño de humano normal actual.
Tarareaba tenuemente alguna cancioncita que escucho alguna vez a los mortales cantar; con tanto desanimo que te contagiaba la fatiga nada más verle la cara. Sus pies cruzados sobre el brazo de su asiento y su cabeza recargada con pereza sobre su palma apoyada del brazo contrario de su trono. Golpeaba rítmicamente su dedo contra la piedra; impaciente de que algo pasara.
Cualquier cosa, en realidad.
Lo que no te dicen de conquistar un mundo es lo aburrido que se torna todo el asunto una vez ya no tienes a nadie más a quien torturar.
Ya lo había intentado todo; aún lo física y científicamente imposible para las simples mentes humanas. Incluso cuando su nueva forma le restringía un poco sus niveles de poder normales, cualquier cosa que intentase ya no le traía ningún tipo de entretenimiento ni satisfacción.
Peor aún, tenía que seguir esperando por quien sabe cuánto tiempo a que el estúpido de Stan Ford por fin cediera a darle la ecuación correcta para romper la maldita cúpula que le impedía salir de los territorios del pueblo y por fin así poder conquistar todo lo que se le atraviese en el camino. El pobre abuelo estaba convertido en una sólida estatua de oro puro, con una expresión más bien de remordimiento y sorpresa en lugar de horror o temor; atrapado en su propio infierno personal dentro de su mente puesto que Bipper ya se había artado de hacerlo manualmente después de un tiempo.
La vista de Bipper estaba centrada en ningún lugar en particular, con ningún pensamiento en mente en particular. Contemplando lo que los humanos llaman "la inmortalidad del cangrejo".
Pero su estado de disociación fue interrumpido por un tenue sonido en el ambiente. Claro, estaba más que acostumbrado a los sonidos demoniacos que emergían de sus creaciones rondando por todo el pueblo; pero ese pequeño y casi imperceptible sonido probablemente fue grabado por su abrumador nivel de aburrimiento.
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Juegos de Azar | BadEndFriends
Fanfiction-Dentro del basto mundo que nos rodea, existe una extensión infinita de posibilidades y escenarios en una cifra inimaginable de universos alternos iguales y totalmente diferentes a nuestra realidad. - -En un mundo diferente a este, presenciaron un f...