🦋 Extra 2 🦋

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Lunes.

Sungchan rodeaba todas las mesas del lugar, dejando con habilidad varias tazas de café y platos con algún postre frente a cada cliente. Sonaba una canción nueva de pop por los altavoces que rodeaban el lugar. Familias y parejas hablando y compartiendo. Aparte de constantes gritos que llamaban a los clientes a acercarse a la barra a recoger su café, que ya se encontraba listo. En una esquina sus compañeros colgaban algunos adornos de navidad en la pared. Ya empezaba la época en la que la cafetería se llenaba el doble de lo que hacía el resto del año. Lo que significa el doble de trabajo, pero para Sungchan más trabajo significaba más paga, así que quejarse no estaba entre sus planes.

Igual durante el día no faltaban los momentos en los que quería arrancarse el delantal y salir corriendo a su casa, para dormir por lo menos una semana completa.

Pero lo valía, así podía ver a su Doyoung hyung todos los días. Aquel hermoso chico de piel suave que suele ir cada tarde a la cafetería, se sienta en la barra y disfruta de su café y galletas de vainilla mientras comparte algunas palabras con Sungchan, para después despedirse y regalarle una hermosa sonrisa que hace que las mejillas del menor se pinten de un leve rojo.

Le costó mucho tiempo poder entablar siquiera una conversación con su mayor, pero después de ser el otro chico quien empezará a hablarle en un día cualquiera, podía reconocer con emoción que ya habían entablado una adorable amistad. Pero Sungchan quería más que eso. Y se había animado por fin a pedirle una cita al mayor. Ese sábado era su día libre, día en el que casi siempre intentaba alejarse lo más posible de aquella cafetería. Pero había decidido ir ese día para pedirle una cita a su mayor. No importaba si era en aquella  misma cafetería, solo quería una cita para poder estar con Doyoung. Y por eso aguantaba todos los días de cansado trabajo, donde tenía que lidiar con clientes groseros, limpiar baños y recoger cualquier desastre que sucediera durante el día. Solo debía aguantar hasta el sábado.

Todo el día era un calvario, hasta que llegaba su momento preferido, la hora de limpiar las mesas para poder cerrar e ir a casa.

— Tu puedes empezar con las de aquel lado, yo empezaré aquí. —después de repartirse las mesas a limpiar con su compañero Ten, el chico empezó a limpiar varias mesas. Estaba limpiando una que se encontraba cubierta por una gran cantidad de migajas de -no tiene idea que galletas- cuando debajo de una taza vacía encontró una servilleta con algunos garabatos en esta. Era el pequeño y abstracto, pero tierno, dibujo de una nutria.
¿Cómo sabía que era una nutria?
Porque justo abajo en un extraño hangul decía:

Hola, soy una pequeña nutria tímida y quiero que seamos amigos. ♡


Eso era completamente adorable a los ojos de Sungchan, que doblo con delicadeza la servilleta y la guardo en el bolsillo de su pantalón. Debía terminar de limpiar esas mesas si quería ir a casa.

🦋

Martes.

— Hyung, en todo este tiempo no me ha dicho porque viene todas las tardes al café. —Sungchan preparaba algunas ordenes, que dejaba en la barra, mientras que su mayor tomaba los últimos sorbos de su café.

— Bueno, en realidad me quedo esperando a que mi...

— ¡SUNGCHAN! —el grito provenía de la parte de la cocina, donde preparaban todos los postres. Aunque quería quedarse escuchando a su Doyoung Hyung hablar, debía salir corriendo a resolver lo que sea para lo que lo estén llamando.

Con una mirada en la que se entendía un “Lo siento mucho”, el menor salió rápidamente hacia la cocina.

Minutos después de terminar de resolver el problema con el horno donde hacían los postres, Sungchan salió esperando terminar la conversación con Doyoung. Grande fue se decepción al no encontrarlo por ningún lado y en el lugar donde antes estaban sus cosas, solo había una taza vacía con algunos billetes debajo.

𝑷𝒍𝒂𝒚𝒕𝒊𝒎𝒆;; 𝑵𝑪𝑻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora