Antes de cerrar mis ojos y caer en mis pensamientos, vago en todo lo que hize en el día para poder ver que hize mal y no volverlo a cometerlo.
Sigo y sigo pensado. Con el fin de descansar, aquella luz que pasa por mi ventana volvió a llamarme.
Eras tú, la estrella que brilla más que las otras. Siempre que te miro me siento tranquilo, a salvo, amado.
Me parece interesante toda tu vida. A pesar de los millones de kilómetros sigues ahí dándome tu luz.
Solo tengo miedo que te hayas apagado. Porque hay la posibilidad de que tu luz solo sea la marca de protección que me dejaste. Pero si un día no te veo, seguro y no se que hacer.
Te he dicho muchas cosas malas. Me arrepiento, pero no quiero que te marches de mi lado. Quiero que me veas crecer, vivir mi vida y afrontarla.
Solo pido a tus compañeras, que te mantengan más tiempo con vida.
Siempre, antes de dormir lo hago.
Las miro fijamente y se los pido.
Aveces siento como si me mirarán confusas. No entienden lo importante que eres en mi corta vida.
Poco a poco me hundo en mis sueños. En ellos siempre estas conmigo. Me pongo feliz, pero cuando despierto me he dado cuenta que solo es un sueño.
Me has hecho un joven más radiante que antes. Aveces discutimos, más siempre será la estrella que más admiro en el cielo de la noche.