37 | explicaciones innecesarias.

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PENÚLTIMO CAPÍTULO.

Leah.

Corbyn todavía se encontraba molesto por todo lo que había sucedido en aquella fiesta, no se le quitaba el enojo y no me gustaba para nada verlo de esa manera, menos cuando no nos hemos ido de aquí ya que primero quiero que se tranquilice y no se encuentre más así por una tontería.

Todo aquello, Lara, ese chico y el estúpido juego, habían sido eso, cosas estúpidas y sin sentido.

Ni siquiera debimos de haber aceptado jugar en primer lugar, nos hubiéramos ahorrado todo eso y más con un juego como ese. Ni siquiera quise acercarme mucho cuando Jack y Daniel comenzaron a hablar con él, a calmarlo, así que mantuve mi distancia.

Kay me ha enviado un par de mensajes preguntándome si él estaba bien, yo le respondí que si, que lo están tranquilizando y ella me respondió que si nos íbamos, que le avisará. Vuelvo mi mirada hacia ellos, en donde ambos chicos se dirigen ahora hacia mi.

—Llevatelo de aquí.—me dice Daniel.—Lara y ese chico realmente le molestan y le fastidian la noche entonces avisanos cuando él este bien ¿si?

—Claro.—les aseguró.—Gracias.

Jack me entrega las llaves del auto de Corbyn, las tomó y ambos se despiden para volver a la fiesta, mientras que yo observó al rubio aún un poco molesto, dándome la espalda y de brazos cruzados, apoyado en el auto.

Suelto una larga respiración y me dirijo hacia él.

—Sube.—le ordenó mientras yo lo rodeo y me dirijo hacia la puerta del piloto.

—¿Qué?—inquiere confuso.

—Sube.—le repito abriendo la puerta.—O te dejaré aquí, tú decides.—le advierto para después adentrarme en el auto.

Nunca antes he conducido el auto de Corbyn y supongo que él no tiene problema en que lo haga ya que no me ha dicho nada. Y aún así, no ha entrado por lo que enciendo el motor y ahora si, veo como abre la puerta del copiloto.

—Esto es ridículo.—dice asomándose para mirarme.

—Ridículo será que te deje aquí y me lleve tu auto.—le respondo.—Porque no pienso volver allá.—le aseguró.

Él me sostiene la mirada unos segundos esperando que fuera una broma, pero no lo era, se lo hice saber mientras le sostenía la mirada, así que al final, terminó entrando al auto de todos modos, cerrando la puerta y colocándose el cinturón de seguridad.

Sé de un lugar perfecto a donde podemos ir y así él se relaje por completo. Únicamente espero recordar el camino.

—¿A donde vamos?—pregunta mientras salimos del estacionamiento.

—Ya lo verás.—le respondo sin detalle.

Él odia que lo dejen con la duda así que solo le sonreí para después comenzar a conducir por la misma carretera, solo que más al fondo, casi a las afueras, en donde él simplemente se perdía observando el oscuro paisaje por las ventana.

Igual tardaremos un poco en llegar así que coloqué música por lo bajo y después tomé una de sus manos, entrelazandola con la mía mientras él les daba un breve vistazo para después hacer más firme el agarre.

Al cabo de unos largos minutos más, pareciera ser que Corbyn se dio cuenta de hacia donde nos dirigimos, por lo que me observó pero yo me aseguré de encontrar el barranco, y una vez ubicado, estacione el auto ahí mismo en reversa, como la última vez que habíamos estado aquí.

Como siempre, no hay nadie aquí, todo está completamente desierto, la única luz brillante además de las luces de la carretera es la luna, grande y hermosa. El mar allá abajo, una gran aunque no tan visible vista y el sonido de las olas haciendo de las suyas para que todo desde aquí, sea magnífico y relajante.

you were good to me↳corbyn besson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora