Capítulo 3

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Mis ojos se abrían poco a poco cuando sentí que alguien estaba agitándome. Cuando los abrí completamente una azafata estaba mirandome y moviendo los labios diciéndome algo, pero no fui capaz de escuchar lo que decía, ella se acercó a mí y me sacó uno de los auriculares.

Que torpe eres Sky.

–Señorita, ya aterrizamos–dijo forzando una sonrisa e imaginé que despertar a los pasajeros que se quedan dormidos era un poco tedioso ya que debe ser casi siempre la misma rutina, así que solo me limité a asentir.

Me levanté del asiento en busca de mi mochila y me di cuenta de que la mayoría de los pasajeros ya habían bajado del avión, revisé la hora en mi teléfono y recordé que todavía tenía la de Inglaterra.

Bajé del avión y el aire denso de Nueva York me golpeó el rostro, debía ser poco más de las 10 am ya que el vuelo duraba aproximadamente unas 7 horas. Busqué mi equipaje y me dirigí a los controles de inmigración, los cuales eran demasiados. Luego de eso me las arreglé para llevar las 3 maletas a través del gran aeropuerto John F. Kennedy. Temía perderme en aquel aeropuerto tan... gigante pero al final no fue muy difícil llegar a la salida.

Después de estar mas o menos media hora tratando de conseguir un taxi que me llevara a la academia llegué por fin a mi destino. Delante de mí se alzaba un edificio de aspecto antiguo, 4 pisos y en la entrada el nombre de "The Art Students League of New York".

La emoción era demasiada para mi pequeño cuerpo, quería saltar, gritar, bailar. Estaba segura de que cualquier persona que pasara por allí y viera a esta chica de tez blanca, cabello negro y corto mirando a un edificio antiguo como si fuera la entrada al mismísimo cielo me miraría raro, pensaría que estaba completamente loca y caminaría hacia el otro lado de la calle.

Me reí mentalmente de mi misma y agradecí que nadie pasara por allí en ese momento. Me miré en el reflejo de la pantalla del teléfono, acomode un poco mi cabello y procedí a entrar.

–Bienvenida señorita Torres, es un placer, Carol Hoffman–se presentó la directora de la academia en cuanto entré a su oficina.

Cuando entré a lo que era como una sala de espera me atendió una chica detrás de un mostrador y me indicó que subiera a la oficina de la directora.  Este lugar era más grande de lo que aparentaba y como no, me perdí en el camino hacia acá. Sinceramente no se como iba a sobrevivir en esa ciudad.

–Un placer– dije con una sonrisa nerviosa.

–Bueno no perdamos más tiempo, seguro debes estar cansada por el largo viaje– empezó a buscar en un compartimiento de su escritorio, sacó unas llaves, una carpeta y un papel con una dirección–. Estas son las llaves del departamento el cual lo compartirás con una chica, la dirección y tu horario.

–Muchas gracias, de verdad.

–Es un honor tenerla aquí señorita Torres, no hay de que.


–Si, Kev, todo bien–dije sosteniendo el teléfono entre mi oreja y el hombro mientras entraba en el ascensor del edificio y pulsaba el botón del piso número 5–. Los llamo luego, trataré de que no sea muy tarde allá.

Corté la llamada y apoye la cabeza en una de las paredes de el ascensor. Estaba muy cansada y hambrienta pero sobretodo nerviosa por conocer a mi compañera. Esperaba caerle bien, nada sería peor que llevarme mal con ella. Pocos tenían esa suerte de tener una buena relación con sus compañeros ya sea de habitación o de departamento.

El sonido que indicaba que ya había llegado a mi piso me devolvió a la realidad y los nervios aumentaron, coloqué mi teléfono en uno de los bolsillo traseros de mi pantalón y salí hacia el pasillo. Encontré la puerta con el número correcto y me quede parada en frente de esta. ¿Deberia tocar o solo entro? Elegí la primera opción pero nadie abrió, toqué una segunda vez pero tuve el mismo resultado. Supongo que no había nadie en casa así que tome la llave, abrí la puerta, entré y la cerré detrás de mí.

El departamento era normal, ni muy grande ni muy pequeño, perfecto para que 2 personas vivieran cómodas. Nada lujoso. En la sala se encontraba un sofá y al frente de este un televisor, y alrededor unas pocas cajas de mudanza. Al final del pasillo se encontraban las habitaciones y a mi derecha se encontraba la cocina que estaba separada de la sala por una pared y una puerta.

–Sav, por favor–dijo una chica hablando por teléfono mientras abría la puerta, traía una sudadera gris de la NASA, unos skinny jeans negros y parte de su cabello castaño oscuro casi negro estaba cubierto por un beanie blanco. En cuanto levantó la mirada y se dio cuenta de mi presencia se despidió de la persona con quien estaba hablando con un "te hablo luego, creo que mi compañera acaba llegar"–. Hola, soy Scarlett, Scarlett Adams ¿Tú debes ser Sky verdad?¿La chica británica?

–La misma–le sonreí–. Un gusto.

–Lo siento por el desorden pero me mude hace una semana y no he terminado de desempacar– miró a su alrededor.

–No te preocupes.

–Entonces... ¿Quieres ver tu habitación, instalarte, tal vez una ducha y luego pedir una pizza? Supongo que debes tener hambre.

–De hecho sí, gracias.

–Bien pues tu habitación es la ultima puerta del pasillo a la izquierda, al lado de la mia, la puerta de al frente es el baño–dijo mientras marcaba lo que debería ser el número de alguna pizzería–. Yo iré pidiendo la pizza. ¿Pepperoni?– Asenti y me dirigí a mi habitación con mis 3 maletas.

Me acosté en la cama y le mandé un mensaje a Bonnie y a Jason diciendo que había llegado bien y que ya estaba en el departamento. Sincronize la hora de mi teléfono con la de Nueva York y lo puse a cargar. Busqué mis cosas de aseo en una de mis maletas y fui hasta el baño.

Luego de esa merecida ducha me vestí  con algo cómodo, recogi mi corto cabello en un intento de coleta y salí a donde estaba Scarlett.

Ésta estaba en el sofá viendo un capítulo antiguo de Friends y me le uní. Estuvimos charlando sobre de que ella amaba mi acento, de que ella venía de Nueva Jersey, de que yo venia de Liverpool, sus hobbies, mis hobbies y muchas cosas más hasta que llegó la pizza. Y en eso se nos pasó la tarde. A eso de las 5 pm los sintomas del cambio de horario y el cansancio empezaron a hacer efecto en mí.

Le dije a Scarlett que me iría a dormir y estuvo de acuerdo pero que mañana me enseñaría la cuidad como Dios manda. Aquella chica me estaba cayendo cada vez mejor y eso me hacía feliz. Llamé a mi mamá y a Kevin, hablé un poco con Bo y Jason.

Sin darme cuenta caí profundamente dormida.

Me Without YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora