Capítulo 34

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Narra _________:

     Volví a aparecer en el jardín de la mansión Vongola, tal cual la primera vez. Tragué grueso y respiré hondo. Rayos, estaba más nerviosa que la primera vez, no tenía sentido.

     Me acerqué a los guardias, quienes me reconocieron inmediatamente y saludaron amablemente, dijeron que irían a anunciarme, pero les pedí que en lugar de eso me dejaran pasar tranquila y desapercibidamente.

     Entré a la mansión en silencio, caminé por los alrededores buscando a alguien, y recordando lo mucho que a Elena y Daemon les gustaba pasear por los jardines traseros, decidí comenzar por allí.

     Vi la figura de Elena a lo lejos, dándome la espalda, con su bonito cabello ondeando al aire, seguramente esperaba a su amor. Pero, ¿dónde estaba él?

     Decidí acercarme sutilmente para darle un pequeño susto por la espalda, al menos esas eran mis intenciones, hasta que a mitad de camino sentí una voz que me erizó los cabellos y me hizo gritar de la sorpresa.

     —Bu.

     —¡AH! —Voltee encontrándome con el cabeza de melón con una gran sonrisa en su rostro.

     —Nufufufu...

     —¡DAEMON! —grité en tono de regaño—. ¡Casi me mataste del susto!

     Daemon siguió riendo mientras yo trataba de controlar mi respiración agitada. Me regañé mentalmente, ¿cuánto tuve que haber bajado la guardia como para no haber sentido a Daemon acercarse a mí? estaba siendo un fracaso total como espía. 

     —Después de una despedida tan intensa pensé que no te volvería a ver, pequeña _________.

     —¿Qué puedo decir? Los extrañé mucho —respondí y recibí un abrazo por parte del más alto.

     Mientras aun me mantenía en sus brazos me susurró al oído.

     —Nosotros también, pero hay alguien en especial que moría por verte.

     —¡_________! —gritó Elena que había llegado corriendo donde nosotros y me abrazó por la espalda—. ¡No puedo creerlo! ¡Estás aquí!

     —Y ahora tenemos un sándwich, mi amor, ¡apriétala para que sepa que ya no debe dejarnos! —exclamó Daemon imitando la alegría de Elena.

     —Ay no —dije riendo mientras sentía como los dos me apretaban con fuerza.

     Habremos estado un minuto así hasta que alguien más hizo acto de aparición.

     —¡Parece que se divierten al máximo!

     —¡Knuckle! —grité y me solté de los chicos para ir a saludarlo.

     Hoy estaba vestido de pantalón y camisa, a diferencia de la musculosa que solía esconder debajo de la sotana y que revelaba solo a la hora de una misión importante. Me recibió con un afectuoso abrazo y cuando nos separamos puso sus manos cariñosamente sobre mis hombros.

     —Me alegro que hayas vuelto, te ves sana, ¿has venido a unirte a nosotros?

     Su pregunta me descolocó, aun con todo este tiempo, no había pensado una respuesta, solo sabía que quería pasar más tiempo con ellos.

     —A... algo así.

     Knuckle ladeo la cara, no estaba habituado a verme dubitar. Pero no alcanzó a preguntarme nada más, pues un rayo de cabello verde llegó corriendo.

Un Amor Que Nació En El Pasado [Libro #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora