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—Mamá... va a ensuciarse.—Su suave voz bajaba y subía en tono a causa del llanto, obligando al pequeño pelinegro a sujetarse de la mano de su hermana mayor, quién escuchando los susurros de su hermano y los sollozos cortados de su padre solo se dedicaba a guardar silencio dejando que las lágrimas se abrieran paso por sus mejillas sin intentar impedirlo.—Rei diles que paren, ¡Mamá usa su vestido favorito! ¡No quiero que ensucien a mamá!

Algunos presentes rompían en llanto a las palabras inocentes del menor, su padre calló al suelo de rodillas y su hermana soltó su mano intentando acercarse al mayor.

Mientras el más pequeño, con su carita llena de lágrimas y abatido al no saber porqué todos lloraban corría hacia la caja que estaba por ser dejada bajo tierra, intentando limpiar con ambas manitas el cristal algo empañado por el frío clima, permitiéndole ver a la mujer dentro, ella tenía sus ojos tranquilamente cerrados, Blake le dedicó una sonrisa que hizo a sus ojitos medialunas y tocó delicadamente el vidrio tal cual una puerta.

—Hora de despertar mamá...

No, nadie había tomado de su tiempo diez minutos para explicarle al pequeño lo que pasaba. Su cápsula de sufrimiento y empatía por si mismos habían logrado mantener esperanzado al menor, anhelando el día en que ella pudiera levantarse de esa cama, sonreírle y salir a jugar con él, como siempre.
Como antes.

[Mamá ya no está en la cama azúl, no hay más cables... ahora usa el vestido que hicimos juntos, está durmiendo muy feliz, ¡Mamá al fin se curó!]

—Puedes descansar más mami, pero luego tendremos que jugar mucho.

Fueron sus últimas palabras -dichas como un suave secreto solo para la joven pelinegra- antes de abrazarse a la caja, dejando un beso en el cristal en dirección a la frente de la mujer y cerrar sus ojos, cayendo en el hermoso sueño donde ella estaba esperándolo brillante, con sus brazos abiertos y una sonrisa reconfortante, dispuesta a cumplir las promesas que había hecho con su hijo en el poco tiempo que le quedase.

Ese abrazo a través de un cristal y ese dulce sueño, fué la última vez que Blake estuvo cerca de su madre.














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El cielo gris parecía querer acompañar en su llanto al pequeño niño que recién había sido informado por su hermana de lo que estaba pasando.

Blake estaba sentado en la puerta de su hogar después de haberse desahogado a gritos en los brazos de su hermana, mientras la niña se había hecho un ovillo entre las sábanas de su madre aprovechando el estar sola para poder llorar sin afectar a su hermano menor.

—Papá aún no va a venir, puedes esperarlo adentro...—Mencionó la mayor con su voz algo ronca, saliendo después de un rato a vigilar a su hermano.

—No estoy esperando a papá.—Dijo suavemente y se alejó de golpe cuando la niña hizo ademán de sentarse junto a él. Lo entendía, no quería estar solo, pero tampoco quería estar cerca de las personas que le habían ocultado lo mal que su mamá lo había pasado sin que el lo supiera, de algún modo Blake se sentía traicionado.

Rei regresó a la casa después de darle un corto abrazo al menor.

Minutos después, pequeñas gotas habían empezado a caer, pero no sé movería de ahí sabiendo que en cualquier momento...

—¡Blake!

Se puso de pie rápidamente.

La pequeña Alexei estaba frente a él como cada día; con un suéter azúl claro que cubriera por completo sus brazos, su cabello café oscuro atado en dos colitas disparejas... Y una suave sonrisa acompañando sus ojitos llorosos.

Ella se sentó en el lugar de Blake palmeando el espacio a su izquierda, el niño asintió y con movimientos cansados se acomodó a su lado, reposando la cabeza en el hombro contrario.
Ambos ya sabían lo que pasaba con el otro, y tal vez se buscaban para estar con alguien que no hiciera preguntas ni les viera con lástima.

Alexei se fijó en el collar que Blake apretaba en una de sus manitas. Tenía grabado el nombre de su madre dentro de un corazón morado.

[Se lo que estás pasando...]

Blake se fijó en las marcas rojas tirando a lila sobre las muñecas de Alexei, a penas sobresaliendo bajo la tela del suéter cuya misión era evitarle demandas a su madre.

[...pero yo siempre estaré contigo.]

Y luego, ambos niños rompieron en llanto.




















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/ No hay nota, autora deprimida con su propio capítulo. /

¿Se están dando una idea de cómo fué la infancia de Blake y Alexei...?

Nat–

A vs B? A + BDonde viven las historias. Descúbrelo ahora