II

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La presión sobre sus hombros fue disminuyendo poco a poco, miraron a su alrededor confusos, pues por alguna razón el peso de la energía maldita iba disminuyendo

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La presión sobre sus hombros fue disminuyendo poco a poco, miraron a su alrededor confusos, pues por alguna razón el peso de la energía maldita iba disminuyendo. Solo había una cosa segura que podían imaginar en este tipo de situaciones, y era que el espíritu maldito, o si bien, el objeto maldito, o sea lo que sea que se encontraba en aquel lugar, se estaba moviendo. Así es, o estaba abandonando la institución, o de alguna forma logró que el peso de su energía disminuyera notoriamente.
Por lo general, cuando uno se encuentra en un lugar con múltiples espíritus malditos o con una energía maligna notoria, sus cuerpos tienden a pesar más de lo usual y una sensación te recorre de pies a cabeza, mientras más alto sea el rango de la maldición, peor pueden ser las consecuencias.
Pero también existen ciertos tipos de maldiciones que si quisieran anular el rastro de su energía lo harían sin problema. Y aquel detalle era lo que tenía preocupado al superior del grupo, no podía ingresar a ese lugar tan pesadamente maldito si no tenían ni la menor precisión de lo que podía ser dicha cosa en el interior del edificio y no quería exponer a los estudiantes al peligro.

— Fushiguro —llamó el pelirosa-palo y el azabache, algo aturdido, devolvió la mirada a su compañero—. ¿Ocurre algo? —preguntó este confuso, pero no presentaba demasiada preocupación.

— Había algo que llamó mi atención —el azabache giro su mirada nuevamente al último punto al cual estaba observando, la pareja de estudiantes continuaba allí, y su mirada se volvió a cruzar con la castaña, sus ojos eran impenetrables, y había algo que le causaba una extraña sensación en todo el cuerpo.

— La energía maldita va disminuyendo, si volvemos a la noche y tenemos suerte tal vez podríamos encontrar... Sea lo que sea que haya allá adentro —fue el mayor de cabello blanco, y el azabache volvió la mirada a sus compañeros, quienes le miraban intensamente con sus ceños fruncidos.

Fushiguro alzó una ceja confuso y los miró de hito en hito.

— ¿Ocurre algo? —preguntó con seriedad, guardando sus manos en los bolsillos del abrigo para ladear levemente su cabeza, los dos estudiantes y el mayor se miraron entre sí para luego volver la mirada hacia él.

— ¿No deberíamos preguntarte eso a ti? —espetaron los tres sorpresivamente al unisón, y el azabache alzó sus cejas alto aturdido para negar levemente.

El grupillo volvió su mirada al instituto y continuaron con la charla, mientras que Fushiguro volvía a mirar sobre su hombro al punto anteriormente visto. Y finalmente encontró un muy ligero rastro de energía maldita que seguía exactamente hasta aquella pareja de estudiantes que se veía a lo lejos, hablando animadamente entre ellos.
Pero había algo que dejó al azabache enganchado, y es que la mirada vacía de completa oscuridad que llevaba aquella castaña le recordaba a alguien específico, pero a su vez, no podía imaginar a quién, era como cuando tienes una palabra en la punta de la lengua, pero aun así la olvidas.
No tenía ni la menor idea de cómo es que era el único que pudo percatarse de la presencia de aquella chica, si bien, la energía maldita que impregnaba el instituto era lo suficientemente sorprendente como para anular la presencia de cualquier espíritu de grado inferior. Pero esa chica tenía algo, no podía asegurar qué era, ni porque creía que tenía algo, es más, era como una extraña corazonada o teoría que se te viene a la mente repentinamente.

(PAUSADA) The  firstborn | Jujutsu Kaisen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora