𝐓𝐅𝐁 (Pausada) | ❝ Un demonio en el útero de una mujer ❞
Por el corto tiempo que el grupillo de hechiceros había pasado junto a la atrocidad denominada Sukuna, comprendieron que el hombre, o actualmente mejor dicho el Rey de las maldiciones, no se...
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La puerta fue cerrada abruptamente, causando un sonido doloroso en sus oídos ante el eco del respectivo pasillo. Sus pestañeos exagerados no tardaron en llegar, mientras la respiración de ambos seguía algo acelerada por la situación. El peso sobre sus hombros ya no era tan aplastante e incómodo como hace unos minutos, pero aun así les costaba moverse de sus posiciones. Pasaron un par de minutos y Nobara cayó al suelo, el sonido metálico de sus clavos rebotando en la cerámica del pasillo hizo nuevamente eco en el lugar, estaba aturdida de la situación, y recién ahora su cuerpo podía comenzar a sentirse más liviano. Megumi estrujó el papel con la dirección de la estudiante en sus manos, mientras su respiración se relajaba y mantenía sus ojos cerrados. De alguna forma una sensación de satisfacción lo recorrió de pies a cabeza cuando finalmente había descifrado una de las tantas piezas del rompecabezas:
Esa chica sin duda alguna, y con claras pruebas, portaba y podía manipular energía maldita, la cual salió de ella como si tratase de una estampida de maldiciones poderosas. Por otro lado, no tenían pruebas de que ella fue quien acabó con la maldición de grado especial en su instituto, pero ahora estaba más que claro que era una de las sospechosas principales del asunto, y el chico Nakerama no se quedaba atrás.
¿Nobara y su profesor escucharían ahora sus teorías o lo seguirían ignorando como antes? Las advertencias de aquel demonio dentro de Yūji, diciendo que no fueran demasiado lejos con el caso, atormentaban su mente de una manera desesperante. Sabían que Sukuna nunca fue claro al momento de ser cooperativo, y tampoco tenían la seguridad de confiar en él, así que preguntarle a aquel demonio estaría bien hasta el momento de recibir la respuesta: ¿Está diciendo la verdad? ¿Puedo confiar en él? Pero eso sería en el caso de que te diera una respuesta, desde luego, Sukuna puede simplemente cerrar la boca como una tumba si se lo propone.
Pero ¿Qué era lo que había en ella que le recordaba tanto a esa sádica maldición? ¿Era simplemente su apellido, el peso inimaginable de su energía maldita o algo más?
— D-Deberíamos... Llamar a Gojō sensei —habló Nobara luego de los largos minutos de silencio de asimilación. Con sus manos temblorosas recogió los clavos que habían caído y luego los guardó en el bolsillo de su riñonera de cuero para levantarse con ayuda del pelinegro.
— ¿No les dije que había algo con ella? —espetó Megumi tras levantarla, giró sobre sus talones y caminó hacia las escaleras sin nada más que poder hacer en aquel lugar. Nobara intentó seguirle el paso, pues sus piernas aún parecían temblar—. Ahora no podremos acercarnos fácilmente, nos ha descubierto antes que nosotros a ella. Tenemos que ser precavidos porque no sabemos lo que es, su energía humana era débil, pero la energía maldita que la dominaba en su mayoría tampoco parecía ser una energía maldita usual... Es diferente a lo que vemos diariamente.
— ¿Qué crees que... sea? —preguntó Nobara, soltando un suspiro mientras bajaban las escaleras un poco más tranquilos—. Ese chico... Nakerama Takeshi, parecía estar cubriéndola, pero ¿Cómo es que puede convivir de esa manera entre humanos? ¿¡Y quien rayos era esa niña que apareció junto a ella!?
