LII | 𝔪𝔢𝔪𝔬𝔯𝔶

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Hace más de mil años.
La madre del pecado : I

Espió a través de las cortinas de la carpa, manteniéndose en silencio y procurando no pisar nada que delatara su presencia en aquel lugar

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Espió a través de las cortinas de la carpa, manteniéndose en silencio y procurando no pisar nada que delatara su presencia en aquel lugar. Sus iris verde captaron la figura de la mujer, la increíble figura de su madre.

Tenía un curvilíneo cuerpo, con firmes piernas, marcado abdomen y firmes brazos. Su espalda se veía más esculpida que las espaldas de las niñas que ella conocía, como el físico de la mayoría de los hombres y mujeres del Clan.

Su vestimenta era escasa. Llevaba un taparrabos que iba desde su cadera hasta poco más abajo de sus rodillas, el taparrabos tenía dos cortes que iban desde su pelvis cortando hasta el final de la tela, permitiendo así mayor movilidad y visualización de sus piernas esbeltas. Llevaba un cinturón de piel de animal en cada muslo donde se sujetaba una afilada daga guardada en su cartucho en cada muslo. Una tela blanca, pero desgastada, cubría su busto con firmeza, desde bajo sus senos hasta poco más abajo de sus clavículas.

Tres collares decoraban su torso. Uno trataba del cordel de cuero delgado que sujetaba el colmillo de lobo que Yashiro había encontrado en el bosque, un lindo gesto que siempre lo llevara consigo. Otro cordel de cuero delgado que sujetaba una piedra de protección dada por La Madre del Clan. Y el último cordel de cuero delgado eran múltiples púas pequeñas de clara madera que demostraba su ferocidad y posición en el Clan, aunque era más eficaz el corte que llevaba sobre el hombro; una especie de runa japonesa que representaba su posición entre las personas del Clan.

— Asuka —llamó su madre, y la menor se exaltó en su lugar al notar que había sido descubierta incluso si no hizo el más mínimo movimiento o ruido.

La mujer se giró, con su firmeza e impotencia que te hacía estremecerte hasta los huesos. Ella se encontraba protegiendo sus puños con una tela blanca.

Su rostro de mandíbula marcada, mejillas definidas, almendrados ojos verdes y carnosos labios, se encontraba pintada con la tinta blanca que los guerreros solían ocupar.
Dos líneas gruesas que iban desde su frente hasta el final de su mandíbula, pasando por sus ojos y los costados de su boca. Luego, una línea roja que empezaba desde el costado derecho de su rostro a la altura de sus ojos, pasando por sobre su parpado diestro, el puente de su nariz, su parpado zurdo, y terminaba en el costado izquierdo de su rostro.

— ¿No te he dicho ya, que no espíes a las mujeres mientras se preparan? —su sonrisa de puntiaguda comisura se esbozó de manera ladina, a la vez que ladeaba levemente su rostro y la miraba a través de aquel pequeño espacio de la entrada de la carpa—. Eso no dará una buena impresión de ti si lo sigues haciendo.

Aunque ella sabía que su querida hija no lo hacía con una intención vulgar, no, simplemente era curiosidad. Yashiro sentía una profunda e increíble admiración por las fuertes mujeres de su clan, y lo único que añoraba era crecer rápidamente para convertirse en una de ellas, con esos esculpidos cuerpos y grandes habilidades en batalla.

(PAUSADA) The  firstborn | Jujutsu Kaisen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora