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No había duda de que la relación que el armador y el señuelo de Karasuno tenían, era bastante interesante. Congeniaban tan bien durante los partidos y sin embargo, siempre hallaban la manera de molestarse entre ellos. Para el resto del equipo, ellos tenían una gran amistad. Pero ellos mantenían su relación un peldaño más arriba.

-a..ah, Kage...yama, debemos... volver- El sol radiante de Karasuno suspiraba entre gemidos, preocupado por que su equipo los esperaba para volver.
-argh, tú iniciaste esto Hinata... y aún no has acabado- El pelinegro alzó al pequeño en sus brazos y siguió con lo suyo, siendo más rudo y más acertibo. También le preocupaba volver a tiempo; sin embargo, tenía a Hinata enredado a su cuerpo. Mentiría si dijera que no le molestaba que el pelinaranja estuviera pensando en otra cosa más que en él.

Ambos siguieron con su apasionada labor, hasta que acabaron satisfechos. Esta labor se ha tenido lugar desde un par de meses atrás. Donde después de un partido, Kageyama había sido el enviado por Daichi a buscar al pequeño, que se encontraba alivianando la emoción por su propia mano y fue capturado por el más alto. Desde entonces se escabullen después de cada partido para liberar tensiones entre ellos.

Mas no lo malentiendan, su relación era carnal puramente. Si el pelinegro sentía atracción por su pareja de sexo, se podría decir que sí, aunque aún no lo sabía. Lo que no era lo mismo para Hinata, quien en su inocencia creía que Tobio era un gran amigo que entendía su situación y solo le ayudaba. Pensamiento que a veces le punzaba en alguna parte del corazón.

Y todo iba genial, hasta que Atsumu declaró frente a ambos que sería el colocador de Hinata. Aunque seguían encontrándose después de los partidos, para Kageyama no era lo mismo.

Así fue como le dieron un paro al asunto y dejaron de enrrollarse de esa forma. Aún así, no afectó a su rendimiento en la cancha; para Hinata por otro lado, comenzando a extrañar el cuerpo ajeno, mas sintiéndose sin derecho a decir nada, se centró en practicar. Kageyama tomó la misma decisión. De esa forma tomaron los caminos que debían tomar.

Al pasar de los años llegó el encuentro esperado. El señuelo y el armador se enfrentaban esta vez en equipos contrarios. ¿Qué sucedió hasta entonces? O una mejor pregunta, ¿que sucederá ahora?

IrremplazableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora