El Viaje

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DISCLAIMER: Los personajes son de Rumiko Takahashi pero la historia es mía, por lo que NO AUTORIZO para que ésta se modifique o publique en otro lugar. Derechos Reservados.

Capítulo 30: El Viaje.

Kagome leyó cada una de las invitaciones y ninguna de ellas le causó mayor emoción, excepto una, una tarjeta elegante y con letras doradas que cuando vio el sello real lo comprendió. Sesshomaru la observaba con cautela imaginando lo que podía estar pensando. Conociendo a su impredecible esposa, suspiró, podía esperar cualquier cosa.

- No me gustan las recepciones del rey- Murmuró aun observando la invitación y luego enfocó sus ojos castaños en Sesshomaru, que bebía su taza de té con mucha ceremoniosidad.

- A mi tampoco me gustan- Respondió con su voz profunda el Lord- Pero es una obligación ir- Agregó sin más y apartó la mirada de ella.

La muchacha suspiró resignada y dejó la invitación sobre la mesa.

- No me agrada el rey. Siento que no es una persona correcta. - Y se cruzó de brazos recordando las pocas veces que le había tocado interactuar con él. Temió por Inuyasha, pero al no tener noticias de éste, imaginó que tal vez nada malo había sucedido entre ellos. Quizás el soberano se había olvidado de llamarlo.

Sesshomaru apartó rápidamente la taza de sus labios y la miró asustado, posó una mano sobre la suya con aprehensión.

- Kagome, por favor, no digas eso en voz alta, podrían oírte los sirvientes.

La muchacha se mordisqueó el labio en forma nerviosa. El Lord no puso evitar sentir escalofríos de ver aquel gesto tan tentador, deseaba morderle él su tierno labio rosa.

- Pero es verdad... él no me agrada- Agregó la muchacha.

El hombre suspiró y apartó el pensamiento libidinoso un instante. Se reprochó por estar tan tentado nuevamente a hacerla suya, ella era como una adicción en todo instante. Volvió a suspirar e intentó recuperar la compostura.

- Y, sin embargo, debemos estar bien con el rey.

La muchacha suspiró acongojada. La recepción era en dos días más y la verdad no quería para nada asistir. Menos aún sabiendo que en aquellas veladas se reunían todos los cortesanos y lo más probable es que asistiera su antigua señora, Lady Kagura y eso, ya la ponía de muy mal humor. Aunque miró de soslayo a Sesshomaru, que seguía observándola fijamente. Entonces le devolvió la sonrisa y pensó, que no tenía nada que temer. Él la amaba solamente a ella. Se puso de pie y se acercó al hombre lentamente, para sentarse en sus rodillas. Sesshomaru alzó ambas cejas sin apartar la vista de ella, sorprendiéndose de aquel movimiento. De inmediato deslizó su brazo por la cintura mientras Kagome lo abrazaba al cuello.

- Sesshomaru ¿debes salir hoy?

El hombre esbozó una sonrisa seductora y entonces, comenzó a besar su cuello sólo para tentarla. Parecía que él no era el único con pensamientos libidinosos. Ella se movió sintiendo cosquillas por esos labios varoniles que dejaban pequeños y cortos besos en su cuello y luego seguían en su hombro.

- Mmmm sí, pero no es importante... puedo aplazarlo para la tarde... o mañana...- Musitó, aspirando el aroma suave y femenino de la muchacha que tanto adoraba. Ya no le quedaban marcas de los rasguños ni golpes del niño malcriado que cuidaba y su piel lucía tan pálida, tibia y perfecta, que deslizó la lengua por ella probando una vez más su sabor. La sintió estremecer y entonces apartar el cuerpo de él mirándolo sorprendida y esta vez apoyando las palmas de las manos en su pecho, casi para que no se acercara tanto a seducirla.

El Demonio BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora