Advertencias de temas explícitos. Desde aquí la intensidad sube en escalas. Como dije, este es la primera obra en la que implementó temas como estos “picantes”. Puede que por mucho no estén al nivel de otros, estoy haciendo mí mejor esfuerzo para poder experimentar con esta nueva forma de trama.
La primera vez que publique este capítulo, estaba nerviosa. Veamos que sucede, después de ya que ahora estoy mucho más calmada. Como siempre, no está editado.
(...)
Antes que todo había pensado bien las cosas. Tenía en mente las palabras que iba a decir y lo que iba a hacer. Lo cierto es que, en lugar de hacer planes tontos, es mejor actuar directamente e ir hacia el asunto.
Seguía sonriendo, sin soltar el agarre que tenía en LaRusso.—¿Qué rayos te pasa? —preguntó Daniel, luego de que sus grandes ojos delataran algo de pánico. — ¿Acaso nadie te hace caso que ahora mendigas chupadas? Hombre, estás mal. —sonrió con burla. Aún así, la sonrisa de Johnny no flaqueo.
—He visto algunas cosas, LaRusso. Cosas que de seguro Ali ni sé imagina. —comenzó a decir, de manera suave. — Así que si no me ayudas, tendré que decirle lo que hacías en las duchas con aquel tipo que te daba por el culo. O que te la pasas besando con Connor. Pobre idiota, se veía necesitado. Pero veo que no eres fácil.
Daniel lo miró con rabia, seguramente se había llevado una sorpresa. Había sido descubierto justo en donde las explicaciones ya no tenían sentidos y eso si que era más complejo, que el simple choque de cuerpos que tuvieron. Johnny tragó saliva, estaba ansioso por saber la respuesta del moreno. Cuando el silencio se hizo incómodo y LaRusso tenía un debate mental, con chispas de molestia y miedo, Johnny se preparó para hacer la pregunta de nuevo. En ese instante, pensó que Daniel huiría.
Pero no lo hizo.
Respirando con dificultad, Daniel tomó la mochila que había soltado y con la duda aún en su cuerpo, sujeto la muñeca de Johnny, sin decir una palabra miró hacia los lados. En busca de no encontrar algún mirón por ahí. El agarre era firme, casi con un odio silencioso. Pero Johnny no dijo nada, la ansiedad creció en su cuerpo cuando LaRusso entró al baño empujándolo adentro.
¿Realmente lo iba a hacer?
LaRusso lo miró de arriba a bajo, empujando de nuevo su cuerpo hacia un cubículo cerrando la puerta detrás de él.
—¿No le dirás a Ali? ¿Verdad?
Johnny río de manera seca. Claro, haría cualquier cosa para no ser descubierto con su asquerosa verdad. Pobre Ali, pensó Johnny.
—Depende. Espero que lo hagas bien.
Daniel rodó los ojos, lanzó la mochila al piso medio sucedió. Y a pesar de la situación que lo dejaba en desventaja, alzó su rostro —porque Johnny era alto y porque ni así lo vería doblegado—, y sonrió. Se había acercado, dejando un diminuto espacio entre sus cuerpos y rostros. Johnny contuvo la respiración, cuando las manos delgadas, y morenas de LaRusso, se acercaron a su cinturón, lo desabrocho de manera lenta, sin apartar su mirada desafiante.
—Te odio mucho. —soltó. Antes de caer de rodillas.
Johnny volvió a respirar, temblando un poco cuando las frías manos de Daniel, agarraron a el pedazo de carne que aún se mantenía escondido en medio de sus calzoncillos. El agarre fue firme, no sé parecía a la mano de ninguna chica, y sin embargo la sensación le gustó más.
Soltando un gruñido de desesperación, Daniel sonrió, por fin bajando la tela que impedía poder encontrarse frente al miembro del rubio. Daniel se sorprendió de verlo erguido, en alguna parte de él, tenía la esperanza de que Johnny retrocediera, porque no estaría excitado o lo que fuera. Pero no era así, estaba viendo el ejemplo de que Johnny no iba a escapar de todo, hasta llegar al final. Quedó mirando fijamente el pene del chico.
—¿Te gusta lo que ves? —preguntó la voz ronca de Johnny.
Daniel alzó la cabeza, parpadeando, había olvidado que era de Johnny "aquella cosa".
—He visto mejores. —respondió, con un brillo particular en los ojos.
Antes de decir alguna otra palabra, Daniel volvió a sostener en su mano el pene de Johnny, haciendo un suave movimiento. Masturbándolo. Johnny soltó un jadeó, cerró los ojos, tratando de imaginar a alguien más de rodillas, a una chica. Una chica sexy, como las que vio en las revistas que tenía Dutch. En su mente estaba casi formada la imagen que quería tener en esa situación, hasta que algo cálido comenzó a cubrir la punta de su pene, abrió los ojos de golpe, mirando hacia abajo. Allí, Daniel trataba de sostener su miembro con la mano que antes lo masajeaba y su boca estaba dando chupadas a la punta.
Volvió a cerrar los ojos, apoyando su cabeza en la pared del baño, pero mientras más avanzaba LaRusso, tratando de tenerlo todo en su boca, más difícil era imaginarse el rostro de una chica sexy.Entre abrió los ojos, sus mejillas ya estaban sonrojadas por la excitación. Miró con atención como la cabeza de Daniel se movía, hacia adelante tragando todo, hacia atrás. Y demonios, su tonta boca que no sabía callarse no debería sentirse tan bien. Cómo si estuviera viéndose observado, los grandes ojos castaños de Daniel le miraron, directamente. Y jamás pensó en llegar a verlos de esa forma. Llorosos, algo molestos pero con la innegable marca de lujuria en ellos. ¿A cuántos tipos más les hizo esto antes que a él?
Una molestia casi sin explicaciones consumió a Johnny, al saber que hubieron más viendo la misma imagen que él estaba viendo ahora. Gruño con rabia y desesperación, agarrando la cabeza de LaRusso, obligándolo a ir más rápido.
Daniel pareció protestar, soltando alguna maldición que no se escuchó porque algo interrumpía su boca.
Johnny sintió que se desconectó del mundo, soltando jadeo bajos, con el calor en su vientre, solo pudo ver cómo los ojos de LaRusso tenían lágrimas, como su boca era simplemente genial y como podía ver su pequeña lengua tratando de dar aún así lambidas. Estaba enojado con su cuerpo, por el sueño que tuvo y porque en algún momento Daniel parecía estar también disfrutando de darle una manada.Si fueras otra persona, seguro moriría por ti. Pero eres tú, y te odio por eso. Susurró su voz más razonable en su cabeza, comúnmente esa voz casi nunca tenía espacio para colarse en su consciente.
De pronto Johnny sintió que iba a correrse. Estaba listo para alejarse de LaRusso, pero el chico sujeto sus caderas acercándolo, sin dejar de moverse.
Termino soltando todo dentro de la boca del moreno y jamás pensó que ver haciendo eso a LaRusso sería tan excitante, estaba jadeando, tratando de contener su respiración apresurada. Mientras Daniel se alejaba soltando un "plot", Johnny no pudo evitar ver cómo un rastro de su propio semen bajaba por el labio de LaRusso.—Si dices algo, yo también puedo decir algo. —habló Daniel, levantándose, mientras sostenía su mochila y la acomodaba en su hombro.
—Eres una total mierda LaRusso. —susurró Johnny, aún impactado por lo ocurrido. Subiéndose los pantalones junto con la ropa interior y abrochando su cinturón.
—Si bueno. Tú también. Ahora no te metas en las cosas que no tienen que ver contigo. —señaló, antes de salir del baño sin mirar atrás.
Soltó una risita. ¿Dejarlo en paz? El maldito de Daniel LaRusso ahora sí que no se podría deshacer de él. Tal vez del resto de los chicos sí, pero no de él. Sabía demasiado de su vida secreta como para desaprovechar su revancha.
(...)
—¿Dónde diablos está el señor Lawrence?
—¡Tiene una reunión por el campeonato de fútbol, sensei! —responde Bobby. Había estado repasando la respuesta desde que notó que Johnny se había devuelto sin decir una palabra.
Tommy lo miró de reojo un instante, volviendo su vista al frente.
Kreese lo pensó un instante, pero sabía que Johnny tenía su propia labor como capitán del equipo de fútbol. Aquello le había llenado de orgullo, pensaba en Johnny como la personificación de un líder dominante y que sabía cómo golpear.
No hizo más preguntas, siguiendo con la clase. Sin embargo, tanto como Dutch y Jimmy miraron a Bobby. ¿Dónde estaba Johnny realmente? ¿Acaso había ido tras LaRusso él solo o por fin tenía una cita decente?
Se podía responder de manera simple, esa respuesta era un sí. Pero no como se creía.
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SE MÍO
FanfictionJohnny ve a Daniel teniendo sexo con otro chico y desde ese momento no puede dejar de pensar en lo que vio. Capítulos 8/11.