CAPÍTULO 6.

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No sabe en qué momento esto se volvió de esta forma. Es decir, puede que tenga mucha culpa, aunque no sabría definirla de esa manera. Porque él incentivo a que las cosas fueran cada vez tomando un entorno nuevo, había dejado de seguir a Daniel para darle su merecido, a cambiarlo por escabullirse con él, tras una interesante forma de pasar el rato. Es como si existiera un montón de matices de Johnny, uno que parece ansioso por la atención de Daniel, de forma tan simple como ser observado, otro que está harto del mocoso y una parte, la cual es la que ha estado escuchando más que nada, porque es fácil de manejar. Es básicamente a su entrepierna, hacerle caso lo va a terminar matando, de eso está seguro.

Lleva cerca de 30 minutos conduciendo, mira de reojo a LaRusso, para confirmar de manera extraña que sigue ahí y que no se ha lanzado del auto, en algún intento de escape exagerado. Se siente raro, porque parece que el chico solo se resigno o quizás es por el viento que le roza las mejillas moviendo su cabello, o la música suave que está sonando de la radio. De alguna forma aquello no le importa a Johnny, piensa que esa expresión es mucho mejor que sus ojos de odio. Aprieta un poco el manubrio, porque está sintiendo de manera tonta, que daría lo que fuera por ser mirado, de la misma forma que miraba a Connor. Deseo. Johnny quiere que Daniel lo desee, que desee su cercanía, su cuerpo presionando contra el suyo y si es posible, que desee conocer lo que hay detrás del tipo rudo, que vive en Encino.

Johnny tose. Demonios, esos pensamientos fueron demasiado marica. Y sin embargo es él quien le pidió una mamada a Daniel y quien quiere verlo abrir las piernas. Ser adolescente apesta.

Las pocas casas que podían verse por la orilla de la carretera han disminuido, no quedan más que un montón de árboles, y el glorioso brillo del Firebird ha sido opacado por el polvo del camino que de pronto comenzó a ser de tierra. Daniel deja de apoyarse en la puerta, sentarse recto, mirando con confusión el lugar. El pueblo parece diminuto, mientras el auto sigue subiendo por la colina.

—Así que finalmente me vas a matar. Eres sorprendente, Johnny. —dice de pronto. El rubio rodó los ojos.

—Eso te ahorrará muchas cosas, ¿No LaRusso? —pregunta, con una sonrisa de medio lado, una mueca de burla, que hace a Daniel desconectarse por un momento.

Estaciona el auto. Y cuando el motor se apaga, Daniel traga saliva. Pensar en lo que se supone que Johnny quiere, ahora se siente más abrumador. No es para nada igual la sensación de relatar lo que desea, a realmente ponerse a maquinar aquello.

Johnny enfoca su vista sobre Daniel, mirando fijamente al chico. LaRusso lo mira de igual forma, casi desafiante como siempre lo ha hecho, con sus grandes ojos castaños. Siempre se caracterizó por ir primero, golpea primero era después de todo su lema. Pero ahora, está quieto en su asiento, ¿Qué tiene que hacer ahora? Posiblemente LaRusso tendría que sacarse los pantalones, sus ojos azules se desvían a las piernas -que Daniel junto de pronto-, y luego vuelven a subir a su rostro.

—¿Qué esperas? —pregunta Daniel, tragando saliva.

Qué se supone que tiene que decir. Johnny busca rápidamente en su mente algún comentario de mierda, para estresar a LaRusso, pero lo único que llega a él es la visión de Daniel siendo follado por un tipo sin nombre, mientras solo suelta "ah ah ah". Estúpido recuerdo, se aclara la garganta, tosiendo, tirando un poco de sus pantalones porque se sienten jodidamente apretados, y sabe muy bien porqué. Pensar en aquello hace que su mente piense en el sueño que tuvo y de pronto su pene se está poniendo duro, y no desea que LaRusso lo sepa. Demonios no, es como si fuera un niñato sin experiencia. Pero eso es lo que es ahora.

—No te veo trabajando, LaRusso. —dice por fin. Lamiendo sus labios, porque su garganta se ha secado de pronto.

— Espera, ¿Quieres que lo haga aquí? — suelta con indignación LaRusso, de pronto mira hacia los lados. Pese a que es muy improbable que haya más gente por ahí, la mínima posibilidad le hace sentir incómodo. — No puede hacerlo aquí. —añade luego de también estudiar el espacio en donde está sentado.

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