Capítulo 7

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Bruno se retorcía como gusano quitándose a bruno de encima y se levantó para acomodarle unos golpes. bruno tomó un sartén poniendoselo de escudo y Bruno había golpeado el centro del sartén gritando de dolor, bruno sonrió agarrandoselo a sartenazos, le daba unos tremendos golpes que a cualquiera le pudo haber dolido.

— Hijo de... —Bruno.

De tanto sartenazo, ya lo tenía en el suelo, Bruno se hartó y abrió el gabinete pegándole en los pies de su bruno, luego abrió el cajón golpeándole la cara, tomó impulso desde el suelo y aventó a bruno contra los gabinetes de la cocina, Bruno estaba de pie y tomó el sartén para darle un golpe en la cabeza, dejándolo mareado.

— Hasta pronto.

Bruno huyó de la casa, salió corriendo escondiéndose en los arbustos esperandose un rato hasta ver a su otro yo salir corriendo con las orejas tapadas dando vuelta en la esquina, Bruno se asomó viendo que su otro yo... ya no estaba.

— Ya he visto demasiado, quisiera ver que hay dentro.

Regresó a casa encontrandola como estaba, olvidada, las sábanas cubriendo los muebles echo polvo, subió al pasillo viendo el buró roto.

— Por qué Chronos no se ha percatado de que hay 3 alternativos, no sé que pasaría si los 3 nos vieramos, ¿por qué no se han llevado las cosas?

Algo brillante se veía entre la madera encontrando una llave, entró al cuarto de su mamá revisando pero no encontró nada, buscó por el armario y notó un hueco en la pared, insertó la llave abriendo una caja secreta, habían copas de vino, mucho dinero con una tarjeta mostrando una dirección.

Tomó el dinero con la tarjeta regresando a casa, iba entre las calles sin su máscara, había encontrado otra pista, Vanert y su madre tuvieron algo que ver, llegó a casa revisando la dirección pareciéndole un poco raro, fue a recostarse en su cama hasta quedarse dormido.

Tic Tac Tic Tac Tic Tac Tic Tac Tic Tac Tic Tac caminaba entre las oscuras calles sosteniendo una linterna escuchando gruñidos, había niebla, veía esos ojos blancos acechandolo desde arriba, alumbró hacia donde estaba pero desaparecieron, avanzó un poco más hasta llegar a un camino desconocido, esos ojos blancos lo acechaban de nuevo hasta que Tic - Toc.

Despertó de golpe mientras amanecía, el sueño era aterrador, optó por levantarse a hacer el desayuno, luego se dio un baño caliente, no se puso el uniforme, dedujo que al encontrarse con sus yo's alternos... en el presente no pueden reconocerlo.

Las primeras veces que se vio, los días siguientes no podían reconocerlo, como si tomara una parte de su vida presente en el pasado por lo que no tendrían porque reconocerlo en el día siguiente, interesante.

Bruno se levantó las mangas descubriendo un reloj que tenía en su muñeca.

— ¿Cómo es que tengo este reloj y no me había percatado de ello?

Había quedado petrificado pero entonces resaltó sus ojos recordando que él tenía ese reloj de parte de su madre, por pensar en otras cosas se le olvidaba que tenía ese reloj que no le incomodaba su muñeca, todo este tiempo lo traía puesto, alguien tocó la puerta.

— Soy yo, ¿puedo pasar? —Emma.

Bruno abrió la puerta dándole el paso mientras que se tomaba su vaso de refresco.

— ¿Por qué no estás en la escuela?

— Me dio hueva ir, pero recordé que me contaste por qué no te reconocen.

— Rara vez me reconocieron ayer, hoy creo que no, será que ya he regresado al pasado viéndome a mi mismo desde otros puntos de vista al igual que a mi mamá.

D I S T A N C I A ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora