Capítulo 4

36 3 0
                                    

Se asomó por la ventana y se acercó abriendo la puerta sin mostrar quien era la persona que estaba afuera, Bruno se asomaba poco a poco pero su pie se atoró en la puerta cayendo de cara alertando a su mamá; rápidamente regresó adentro cerrando la puerta sin hacer ruido.

Pensaba en donde esconderse hasta que vio un montón de ropa en la esquina; levantó un puño de ropa encogiéndose, luego se puso la ropa encima como un camuflaje y entró su mamá prendiendo la luz, revisó los anaqueles sin hallar nada, salió apagando la luz entrecerrando la puerta. 

Bruno se levantó dejando un poco de ropa fuera de su lugar para luego ver que su mamá salía de su cuarto yendo afuera, Bruno por accidente dejó una pisada en una prenda rosa, ella estaba afuera con esa persona misteriosa, Bruno salió por la ventana de atrás para poder ver quien era pero... al momento de asomarse no estaban.

— ¿A dónde fueron?

Caminó para poder ver si se habían ido pero no había nada, la calle estaba muy sola, regresó a su vieja casa intentando abrir por la puerta principal y estaba abierto, la casa estaba echo polvo, los muebles cubiertos de sábanas quedándose mirando como su casa se quedó en el olvido.

Como si el tiempo se detuvo, subió arriba abriendo lentamente la puerta del cuarto de su mamá, se encontraba iluminado por la luz de afuera, veía que solamente estaba la sábana en la cama, Bruno se hincó enfrente y se acostó tristemente.

De pronto, el armario se abrió por si solo, una mano negra sostuvo la puerta, algo salía de ahí, Bruno no se percató de ello hasta escuchar rechinar la puerta del armario, volteó rápidamente y alguien estaba detrás de él con una túnica negra, tenía unas franjas de color verde brillante, en su mano derecha sostenía un reloj.

Tic Tac Tic Tac Tic Tac Tic Tac Tic Tac Tic Tac

— Cada vez que se haga Tic - Tac - Toc, el conteo del reloj te dirá algo.

— ¿Tú quién eres? —observó sus características.

— Tengo agujas y no sé coser, tengo números y no sé leer, no se mueve pero anda, si le das cuerda funciona y el paso del tiempo señala.

El tiempo avanzaba en lo que Bruno pensaba la respuesta, aquel ser no dejaba de mover su reloj, Bruno pensó escuchando el conteo del reloj.

— ¿El reloj?

Dejó de escucharse y de moverse, él guardó su reloj dandole aplausos. 

— Genial, lo pensaste en menos de 1 minuto.

— ¿Eres el reloj?

— Al contrario, mi nombre es Chronos.

— ¿Qué haces aquí?, ¿a qué se debe la visita?

— Vi que necesitas de mi ayuda, ya que el tiempo se fue volando pero no pudiste averiguar qué pasó esa noche.

— ¿Cómo sabes eso? —preguntó asombrado.

— Yo soy parte de ti, te escuché que me necesitabas, así que acudí aquí para cumplirte los deseos necesarios.

— Pero yo no pedí nada, acaba de ocurrir algo extraño sin decirte —desconfiaba.

— ¿De verdad prefieres averiguar la verdad o preferir que continue la linea del tiempo quedandote así?

— Quiero saber por qué me abandonó, quién mató a mi amigo.

— ¿Eso te ayudará a sentirte bien?

— Si, estaría en paz si puedes hacer eso.

— No crees que es mejor dejarlo así y continuar tu nueva vida.

D I S T A N C I A ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora