Karol.
Estaba preparando mis cosas para la clase que tendría después, que sería físico química. Guarde todas las cosas en mi mochila y salí corriendo de mi cuarto. Vi mi reloj de muñeca y estaba apunto de llegar tarde. Empecé a correr, sin que me vieran las monitoras. Estaba apunto de llegar cuando chocó con una de las monitoras.
¡Rayos!
— Señorita Sevilla. Que alegría verla esta mañana - Dijo con su típica sonrisa falsa -
Ella es la monitora Silvia. Es la típica vieja cascarrabias, mal humorada y cínica de todas. Es una maldita perra. Desde que vine a este istituto, no me ah dejado de molestar todos los días. Siempre se molesta cuando estoy con Liam y con los chicos, o cuando digo algún chiste o, hasta incluso se enoja cuando respiró.
¡Es una maldita vieja!
— Le voy a pedir por favor que venga conmigo a la oficina de la directora - Tratando de tomar mi muñeca -
— Lo siento Silvia, pero tengo que ingresar a mis clases - Tratando de irme -
— Lo siento señorita, pero esas son las reglas - Tirandome de la mochila -
— Mendigas reglas - Susurró -
— ¿Qué dijo señorita? - Lo dice entre dientes -
— Nada - Poniendo una sonrisa de victoria -
[••••]
Silvia me trajo a la oficina de la directora, pero para mi suerte ya estaba ocupada por otro alumno. Me dijo que esperara aquí afuera sentada, hasta que se desocupada la directora. Después de esperar casi cuarenta minutos, por fin había salido ese chico.
¿Qué?, ¿Quemo una iglesia para estar tanto tiempo ahí?. Por su culpa tuve que quedarme ahi sentada y perder mi primera clase.
Cuando se retiró de la oficina, tomé mi mochila que estaba en el suelo y entre. La directora estaba de espaldas, mirando unos papeles. Pedí permiso para sentarme y me senté enfrente de la directora, esperando su sermón de no correr. Finalmente me miró y se sacó los lentes para hablar.
— ¿Otra vez corriendo señorita Sevilla?
— Si, pero fue por una razón muy válida.
— ¿Y cuál sería esa razón tan válida? - Entrelazando sus dedos arriba del escritorio -
— Iba a llegar tarde a mis clases.
La directora se quedó callada y abrió un cajón, sacando mi expediente. En ese expediente estaban todas mis calificaciones, faltas a clases, reportes, horarios, etcétera.
— ¿Sabe algo señorita Sevilla?, que en en el poco tiempo que fui directora de este istituto, me eh dado cuenta que usted es una joven audaz, valiente y sobre todo impulsiva ante sus actos.
Es cierto. Ella vino a este istituto a remplazar a la señorita Martínez. Ella sería la hermana menor de Martínez. Aun no puedo creer que sean de la misma familia, ya que Martínez es diferente a su hermana.
La nueva directora se llama Amanda Lorena Martínez y creo que es la mejor directora del mundo mundial. No es sarcástica, ni tampoco cínica y mucho menos cascarrabias. Es súper buena onda. Además es super dulce con casi todos, exepto con Silvia. Tienen sus diferencias en lo que se trata de educarnos.
— ¿Sabe qué?, esta vez se lo dejaré pasar. Pero la próxima vez, que la vea sentada en esa silla, no se salvara tan fácil.
— Gracias Amanda.... digo directora - La abrazó y salgo corriendo de ahí -
Ya que había llegado tarde a las dos primeras clases y solo me queda una, decidí ir a la cafetería por algo de comer. Cuando entre no había nadie, me resultó raro pero después me había dado cuenta que la mayoría de los alumnos están en clases.
Pedí un jugo de naranja, una bolsa de gomitas de oso, caramelos de chocolate y una paleta. Estaba tan feliz con mis dulces, caminando hacia mi cuarto, cuando veo una nota pegada en mi puerta. La quite de ahí y entre a mi cuarto. Tire mis dulces arriba de la cama y me dispuse a abrir la carta.
Hola preciosa. Ya se que ahora tienes novio, ¿Creías qué nunca me iba a enterar?. Igual no me preocupo. Se muy bien que soy el único que te hace mojar tus braguitas. El único que te hace venir con tan solo una carta o una llamada.
Cambiando de tema. Se acerca navidad y créeme que iré a verte bailar. Vi un anuncio en tu istituto de que harían un show de baile y que tu clase seria uno de los tantos que van a bailar.
¿Sabes?, siempre quise verte vestida de la señorita Santa Clos, solo que eres la señorita de Pasquarelli. Ahora mi deseo de navidad se cumplirá.
Espero que estés bien en tus clases y que estés bien. Si necesitas algo, solo llama a este número xxxxxxxx, te atenderá mi secretaria, la cual me informará de todo sobre ti nena.
Te amó mi reina ❤De: Ruggero Pasquarelli.
Para: Mi Bebé🧸.
Puse la carta en mi pecho y suspire como una tonta enamorada. Tiene razón, el es el único que me calienta y me hace mojar mis braguitas. Es el único hombre que me hace sentir fuego en mi interior.
No puedo creer que el sepa que tengo novio. ¿Como lo supo? O ¿Quien le dijo?. Igual tanto no me impresiona. Siempre que me pasa algo o siento algo el ya lo sabe. A veces pienso que es adivino o psíquico. No sé de dónde vienen esos poderes suyos, pero me asusta a veces.
Segui leyendo una y otra vez la carta, cuando alguien toca a mi puerta. Rápidamente me levanté de la cama y guardé la carta en mi cajón de ropa interior con las demás cartas que me había mandado. Me acerqué a la puerta y le quité la traba para abrirla.
— Hola piojosa - Me despeina el cabello Martín -
— ¿Qué pasó ahora que no te vimos en las clases? - Preguntó Matías -
— Si, nos habíamos preocupado por ti pequeña - Besando mi mejilla Mauricio -
— Es que iba a ir a las clases, pero al correr choque con Silvia y me llevó a la dirección - Sentandome en la cama, al lado de Martín -
— ¿Y no te dijo nada la directora? - Me pregunta Matías -
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💋ᴍI sᴇxʏ ᴘʀᴏғᴇsᴏʀ ᴠᴏʟᴠIᴏ ᴘᴏʀ ғIɴ💋
Random- Pensé que nunca te volvería a ver Pasquarelli - Cruzandome de brazos - - Pues, pensaste mal nena - Me toma de los tirantes de mi uniforme - yo nunca te dejaría solita - Acariciando mi mejilla - - Nunca te había visto vestido así - Mirandolo de pie...