XXI

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Algunos murmullos podían escucharse a través del lugar, pero siendo consciente de que no estaba exactamente en mi casa si no en la de Julie no me altere como había sucedido la última vez.

Por lo que ni siquiera preste atención a la plática que se desarrollaba en la sala de mi ahora hogar.

Dormité un buen rato hasta nuevamente caer profundamente dormido, aún restaban bastantes horas en el día pero el cansancio no había desaparecido ni un poco aunque ya antes hubiera dormido un par de horas.

-¡Hey, despierta!.- sentí que alguien me sacudía por los hombros mientras decía aquello.

Me quejé y sin abrir los ojos me giré de forma que dejara de molestarme.

Pero desperté a los pocos segundos ya que ese mismo alguien había comenzado a brincar sobre la cama, y ante el riesgo de ser lanzado directamente hacia el suelo debido a la fuerza con la que lo hacía fue que terminé por volver a la realidad.

-¿Qué carajos?.- dije incorporándome intentando sujetarme de cualquier cosa.

-Te dije.- hizo una pausa y luego volvió a saltar .- que despertaras .-

Continuó saltando por dos minutos o algo, y no fue hasta que la derribe sobre el colchón que se detuvo.

-¿Siempre despiertas así a la gente?.- pregunté acostado a un lado de ella.

-No, así que siéntete afortunado.- dijo levantándose de la cama y tomándome del brazo derecho obligándome a levantarme con ella.

-¡Vaya, que suerte tengo!.- dije sarcástico mientras me calzaba mis tenis de nuevo.

-Apresúrate, que ya es hora de comer.- dijo golpeando de forma impaciente su pie contra el suelo, mientras me observaba desde el marco de la puerta con ambos brazos cruzados.

-Que molesta eres.- dije en un susurro lanzándole una mirada de irritación.

-Te escuché.- respondió ella sonriendo.

-Si hubiera querido que fuera un secreto no lo habría dicho.- dije incorporándome al haber terminado de atar mis agujetas. - Vamos.-

Salimos por el pasillo y finalmente llegamos a la planta baja donde Julie nos estaba esperando sentada en la mesa tomando una taza de algo oscuro en sus manos.

-¿Eso es café?.- pregunté sentándome frente a ella y pasándome una mano por el cabello.

Aquello al parecer llamó la atención de ambas mujeres ya que nadie mencionó nada, hasta que termine de hacer aquello.

-Lo es, ¿quieres un poco?.- preguntó sonriente.

Asentí, sintiéndome aún algo somnoliento y ahogando un bostezo.

-¿Por qué tomar café a esta hora?.- preguntó Hange tomando asiento a mi lado.

-¿Y por qué no?.- respondió Julie con otra pregunta.

-El café o el té es bueno a todas horas.- respondí recargando mi cabeza sobre mis manos, las cuales se encontraban sobre la mesa.

-Levi tiene razón, una taza de algo caliente siempre es bueno a cualquier hora.- respondió Julie desde la cocina.

Le sonreí a Hange con suficiencia, ya que Julie estaba de acuerdo conmigo.

-Ustedes son tal para cual.- dijo ella negando con la cabeza.

Julie comenzó a reír desde la cocina, enseguida me puse de pie, no sin antes estirarme un poco ya que no había podido hacerlo antes, después me dirigí donde se encontraba Julie para ayudarla a llevar los platos con sopa caliente que acababa de servir hacia la mesa.

Through the windowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora