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Finalmente el tan esperado día llegó.

-¿Tienes todo lo que necesitas?.- estaba siendo demasiado intenso, lo sabía pero todo este tema del viaje de Kuchel al extranjero no lo hacía más sencillo para mi.

-Levi, ¿podrías calmarte?, es la doceava vez que me preguntas eso.- dijo ella levantando su bolsa de mano y revisando su interior.

-Solo quiero asegurarme que no te olvidas de nada.- dije encogiéndome de hombros e intentando quitarle peso a la situación, ya que la despedida estaba cerca.

-Solo estoy dejando a mi hijo, es lo único que dejo.- respondió ella levantando la mirada del fondo de su bolso.

Mire en otra dirección, debido a que la forma en la que me estaba observando me pareció de lo más incómoda, ¿pretendía hacerme sentir mal por no ir con ella?, creí que eso había quedado claro entre nosotros.

-Oye, no lo tomes así, no fue un regaño ni nada, fue solo un comentario, dime ¿acaso no es cierto?.- preguntó acercándose a mi y abrazándome.

Si la mirada que me dio antes fue incómoda, este abrazo lo fue aún más, ya que no acostumbrábamos tener ese tipo de muestras de cariño entre nosotros por la enorme falta de comunicación que teníamos.

-Se que esto te resulta difícil, pero sería más sencillo si lo intentaras, no creas que esto es lo más fácil del mundo para mi... abrazar a mi propio hijo o hablarle de cosas sin importancia no debería suponer mayor problema para una madre pero lamentablemente para nosotros lo es.- dijo abrazándose a mi con más fuerza.

Tenía razón, no tenía caso que intentáramos sobrellevarnos como lo habíamos hecho toda nuestra vida, si queríamos que algo positivo saliera de esto, ambos debíamos poner de nuestra parte.

Levante mis brazos y la rodee con ellos.

-Lo se, aunque para mi no es que sea difícil, es más bien raro.- dije escondiendo mi cara entre su espeso cabello negro.

-Sigamos trabajando en ello.- dijo frotando mi espalda con entusiasmo.

Eso me causó gracia, y un ligero sonido abandonó mi garganta.

-¿Todavía me recibirás en tu casa, aunque sea incómodo?.- pregunté aún sin soltarla.

Ella deshizo el abrazo y tomó mi rostro entre su mano derecha, ejerciendo presión con su pulgar en mi mejilla izquierda y con el resto de su mano en la derecha.

-No digas tonterías, claro que puedes ir a mi casa, también es la tuya. Aunque si crees que será incómodo podrías traer contigo a tu amiguita, la vecina de Julie, no recuerdo su nombre pero lo adivinare...¿Hanna?.- preguntó sin soltarme el rostro.

Decidí dejar pasar ese comentario que insinuaba claramente que algo sucedía entre Hange y yo para negar y retirar su mano de mi cara.

-Se llama Hange, aunque estuviste bastante cerca.- dije burlándome.

-No te rías de tu madre.- dijo dándome un manotazo sin fuerza sobre el pecho.

Comencé a reír ligeramente, la tensión entre nosotros finalmente se había ido y ahora un sentimiento de comodidad se había instalado en el ambiente.

-¿La llevarás?.- preguntó de nuevo.

-¿A Hange?.- dije a modo de respuesta.

Asintió antes de agregar.

-También puedes llevar a Julie, después de todo ella cuidará de ti.- dijo en tono amigable.

-No tengo cinco años, creo que puedo cuidarme solo además tengo un trabajo y voy a la universidad...¿no es esa la definición de adulto?.- pregunté contrariado ya que me había hecho sonar como si fuese un bebé.

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