A través de la ventana.
Esta historia está situada en la época actual.
Cualquiera diría que conocer a tus vecinos es lo más normal del mundo, para Hange no es así, ya que con la única persona que habla es Julie, la adorable y amigable mujer que vi...
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-¡Tu no novio llamó!.- dijo André dejando su chamarra sobre mi cama y tomando mi teléfono de la mesita de noche donde lo había olvidado.
-¿Llamó?.- pregunté quitándole el teléfono.
Era cierto, en la pantalla se mostraba una llamada perdida bajo el nombre de Levi ~nudista~.
-¿Será buena idea llamarle?.- pregunté más para mi misma pero aún así André respondió.
-Creo que mejor deberías enviarle un mensaje, si ya está dormido te darás cuenta, si responde entonces puedes preguntarle si quiere que hagan una videollamada.- dijo asintiendo con los ojos cerrados. -Por cierto... ¿por qué tienes guardado su número así?.- preguntó riendo aún sin abrir los ojos.
-Si dejas de molestarme tal vez alguna día te lo cuente.- dije sonriente, a lo cual él ni siquiera se inmutó.
Volví a la tarea que estaba por realizar, me lo pensé un momento antes de desbloquear mi teléfono y enviarle un simple.
'Olvide mi teléfono al ir a comer, ¿estás despierto?'
Lo bloquee enseguida y lo puse sobre el escritorio junto a la ventana y a falta de algo mejor que hacer comencé a recoger la ropa que antes de salir había dejado sobre la cama.
Hice cuentas rápidamente, si aquí eran las, consulté mi muñeca para revisar la hora... 9:18 pm entonces para Levi sería 3:18 am, ahora entendía un poco mejor la molestia de Alice.
Cambiar de horarios era un asco, al parecer a mi no me estaba costando tanto trabajo ya que no solía dormir mucho pero a veces despertaba a mitad de la noche con una confusión inmensa.
Sacudí mi cabeza para enfocarme en la tarea a la mano y volví a pensar en Levi.
Naturalmente esperaba que se encontrara dormido, pero ya que Julie me había hablado acerca del insomnio que nuevamente había comenzado a aquejarle, el solo desearlo no era suficiente.
Guarde algunas de las prendas en el closet y observé el paisaje fuera del ventanal de mi habitación, la oscuridad no era absoluta, nunca lo era y era bastante extraño, era más bien ese azul opaco que aún te permite vislumbrar todo a tu alrededor pero al mismo tiempo lo hace ver un poco triste, ese era el color que adoptaban las noches en este lugar.
Era bonito no estar rodeado de una oscuridad penetrante como a la que me encontraba acostumbrada en mi país.
-André vete a tu habitación, no pienso dejarte dormir aquí.- dije dándole un golpecito a una de las piernas que colgaba del borde de mi cama.
