Elaine © [Completo]✔

Capítulo 47.

Abrí los ojos lentamente y solté un siseo por lo bajo cuando el dolor de cabeza se hizo más intenso. Escuché voces ininteligibles de fondo, pero no logré reconocerlas, se escuchaban tan lejanas.

Parpadeé unas cuantas veces para lograr enfocarme, cuando pude hacerlo, el pánico me invadió.

El lugar estaba a oscuras, casi por completo. Exceptuando la pequeña luz que se filtraba por la rendija de la puerta, lo suficiente como para mostrarme que mis muñecas y mis tobillos se encontraban encadenados.

Un sollozo ahogado escapó de mi garganta, producto del terror. Me sacudí y el sonido de las cadenas inundó la habitación. El piso estaba helado, duro y húmedo. Se siente como una mala película de horror, la de peor presupuesto.

Desafortunadamente para mí, estamos en la vida real.

Por lo tanto, esto realmente está pasando.

Cerré los ojos con fuerza, tratando de recordar algo más, algo que pueda indicarme el lugar en el que me encuentro. Pero no encontré nada, solo recuerdo el momento en el que Oliver golpeó mi cabeza, después de eso, no hay absolutamente nada.

Las voces del exterior cesaron y fueron reemplazados por pasos acercándose hasta acá. Mi cuerpo entero tembló cuando escuché a alguien bajar unas escaleras que parecían ser de madera por la forma en la que sonaba, la puerta rechinó cuando fue abierta y me dejó ver una figura masculina parada en el umbral.

Es el hombre que me sacó del auto.

Eso creo...

No estoy segura.

―Al fin despiertas ―Habló―. Nos preguntábamos cuando lo harías.

¿Nos?

¿Eso significa que hay más? ¿O solo se refiere a Oliver?

―Déjame ir ―Susurré y lo miré a la cara, mis ojos se llenaron de lágrimas―. No tienes que hacer esto...no tienes porque ayudarlo. Solo deja que me vaya...por favor.

―No va a funcionar conmigo ―Frunció los labios y me señaló de arriba a abajo―. Mi trabajo está hecho, si quieres negociar, entonces negocia con mi jefe.

Tragué saliva.

―¿Tu jefe?

―El Señor Cross.

Lo supuse.

―Lo que sea que él te haya ofrecido, puedo darte el doble, de verdad ―No titubeé a la hora de hablar, tengo dinero en mis cuentas, puedo ofrecerle más dinero de lo que te ofreció Oliver.

―Mi lealtad no está en venta ―Contestó y una figura un poco más alta se posó a su lado.

―Que agradable es escuchar eso ―Esta vez fue la voz de Oliver Cross la que resonó en el cuartucho―. Puedes retirarte, quiero hablar a solas con ella.

No, no me dejes con él.

―Claro, compermiso ―Le dio un asentimiento de cabeza, negué frenéticamente con la mía.

―No, por favor... ―Supliqué, pero el tipo ni siquiera me miró una última vez. Simplemente se dio la vuelta y salió del lugar. El sonido de las pisadas en la escalera se hicieron más lejanas, hasta que finalmente dejaron de escucharse.

Oliver dejó de mirar las escaleras para después enfocar sus ojos en mí, me tendió una sonrisa que me puso los vellos de punta. Y a diferencia de la última vez que lo vi, esta vez sí lucía cansado, había desespero en sus ojos y unas ojeras profundas se enmarcaban en sus su rostro, llevaba barba y ropa casual.