Estoy en un sueño del que no puedo despertar

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1 de enero de 2021, son las 12:01 a. m. Un nuevo año ha comenzado ya, pero ¡vaya que alegría! Otro año más... Pero, ¿realmente qué podría cambiar esta vez? ¿Qué hará diferente este año a los demás si nunca ha habido realmente un cambio en mi vida? Hace un año, hubo lo que nunca nadie llegó a imaginar, y es que es cierto, ¿en serio una pandemia en pleno siglo XXI? Esto debió ser una broma de muy mal gusto para todos. Aun así, todos siguen celebrando, pero para mí, ha sido un año muy difícil que para nada sería bueno festejar. Pero tal vez estoy siendo demasiado pesimista, y creo que es lo mejor para todos ver siempre todo de la mejor forma. Si no, todas las personas serían como yo, ¡un amargado totalmente! Pero a diferencia de todos, solo puedo decir que soy afortunado al seguir vivo. No puedo evitar ser realista con la vida, conmigo mismo; todo se fue al carajo. Y aún más si eras una persona que al fin comenzaba a poner en orden su vida, que eras alguien que comenzaba a realizar sus sueños, que al fin era feliz. El pensar que hace un año estabas en una cena familiar con tus padres y ahora... ahora ellos ya no están. Yo también perdí mucho, perdí una parte importante de mi vida y solo recordarlo me hace sentir melancólico.

Hoy es un nuevo día, los pájaros cantan con un tono y tranquilidad increíble que incluso puedo sentir algo más de paz y tranquilidad en mí. Pero es hora de despertar, a pesar de ser muy temprano, son las 6:40 a. m. para ser exactos. Solo me queda mirar un poco al techo con las manos detrás de la nuca mientras estoy recostado, mi pensamiento se vuelve vago con el pasar de los minutos. Después de rato, logro volver en mí. Hoy será un gran día. No tengo por qué seguir pensando en el pasado. El tiempo se fue muy rápido que incluso ya ha salido el sol. Es hora de levantarse de la cama, hoy vamos a hacer más flexiones que ayer. He terminado mi entrenamiento matutino. Ding dong... ¿Quién podrá ser tan temprano? No esperaba visita. Caminando hacia la puerta, trato de ver a través de la rendija.

—Hola, buenos días. ¿Sigues dormido aún?

Me quedo algo sorprendido. Es una voz femenina, pero ¿quién podría ser?

—Hola, soy yo, tu vecina. Solo quería pasar a saludarte y saber cómo te encuentras. No te he mirado últimamente. Te traje esto, es un poco de comida.

Y con una sonrisa, me dijo adiós. Mientras analizo lo que acaba de suceder, solo me quedo parado en la puerta confundido. ¡Hey, gracias! Rayos, he estado tan perdido últimamente que ni siquiera recordaba la existencia de alguien más fuera de estos muros. Pero, a decir verdad, esto se ve muy bien. Mientras camino hacia mi baño para adentrarme en la ducha, ahora que siento las gotas en mi cara, en mis ojos veo cómo se nubla mi mirada junto con todos mis pensamientos, perdiéndome cada vez más en ellos. Recuerdo cómo era feliz, cómo solo me levantaba con muchísimo gusto y con mucho sueño, como cualquiera, por supuesto. A veces recordamos con mucho cariño aquello que ya no podemos volver a vivir, recordando y atesorando con gran cariño aquello que ya nunca volverá. Aquella emoción al abrir tu primer regalo, lo que sentiste al dar tu primer beso; son emociones tan eternas y a la vez tan efímeras que es muy difícil volver a vivir algo así.

Después de ducharme, me tomo un poco de tiempo para mirarme al espejo. Todas las mañanas pienso realmente en quién soy, pero sigo sin tener respuesta. Solo veo mis patillas que necesitan ser recortadas y mi tan descuidado corte de cabello. La expresión en mi mirada sigue estando vacía, pero me siento bien. Al menos no tengo ganas de dejar de vivir. Creo que soy de los que siguen encontrando un poco de sentido en este mundo tan demente. Después de comer algo antes de irme a la universidad, saludo a mi madre con un beso en la mejilla y como siempre, diciéndole: "Nos vemos más tarde". Siempre me ha gustado observar a mi alrededor cada vez que salgo a algún lado, haciéndome una y mil incógnitas sobre cada cosa que me encuentro. A decir verdad, siempre mantengo mi mente ocupada con todo, incluso con cosas que pueden llegar a ser ridículamente tontas, donde sale mi niño interno a flote.

Durante mucho tiempo me he preguntado por qué siempre todos van de prisa a todos lados, llegando a pensar inclusive si realmente estamos disfrutando la vida. Pero, ¿qué es la vida? ¿Acaso es aquel regalo divino dado por Dios? Aun así, sigo sin entenderlo. Realmente, ¿cuál es nuestro propósito, cuál es el objetivo? Y si dice ser un regalo, ¿por qué muchos se ven tan agobiados, tan molestos, tan infelices, tan y tan tristes? Al parecer, creo que solo me queda pensar que, por ahora, no hay y no habrá respuesta alguna.

Reflejo de vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora