"Siempre recordamos con gran cariño aquellos momentos que sabemos que nunca volverán e incluso llegamos a desear que el tiempo no hubiese seguido. Anhelando el pasado, preocupándonos por un futuro incierto y despreciando nuestro propio presente, le escribo y le canto canciones a mi corazón. Tu recuerdo me agobia, el sentimiento de haberte perdido.
A pesar del paso del tiempo, sigo recordando con gran anhelo aquellos momentos de felicidad que viví a tu lado, donde me doy cuenta de que nunca te voy a olvidar. Eres y siempre serás lo más valioso que encontré en mi vida."
Son las palabras de un poeta enamorado con el corazón roto, y creo que cualquier persona se sentiría de esta manera al creer que ha perdido al amor de su vida. Sin encontrar salida, solo le queda hundirse en su melancolía. Pero como dicen: "el tiempo lo cura todo". La realidad es que no, el tiempo pasa, no se detiene porque estés mal, porque alguien falleció, o incluso si tú hubieras muerto, el tiempo no se hubiera detenido. El tiempo no espera a nadie ni nada, así que aunque muchas personas te digan y escuches que el tiempo lo cura todo, la cruda realidad es que no es así. Lo que realmente te ayuda a salir de ese abismo son tus metas y las ganas de levantarte y salir de esa profunda oscuridad.
No vale la pena llorar y derramar un mar de lágrimas por algo o alguien que ya no está, cuyo momento ha pasado. Lo único que importa ahora es tu presente y el momento que estás viviendo. Nada más importa. Está bien querer vivir nuestro duelo, pero si sigues sumergido en una profunda depresión el resto de tu vida, de nada habrá servido el hecho de que estés vivo. El hombre no debería temerle a la muerte, sino a nunca haber vivido. La tristeza es incalculable, la pérdida de un ser querido o, en este caso, el dolor de un corazón roto, donde sientes una profunda culpa, sientes que todo ha sido tu culpa, te sientes falto y lo entiendo. Sientes que el mundo ya no tiene sentido, cada día que pasa pierdes las ganas de levantarte de la cama. Pero es una parte fundamental del ser humano, somos humanos, no máquinas sin sentimientos, y aunque hasta cierto punto llegamos a desear que así fuera, gracias a nuestras emociones, el ser humano ha logrado llegar a lugares inimaginables. Gracias a nuestras emociones, logramos sentir que realmente estamos vivos.
