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Salí de clases con algo de prisa, caminaba por los salones mayores en busca de aquel chico de tercer año que se había llevado una reprimenda y el sensei me había mandado a ver que sucedía ya que últimamente andaba muy raro.

Varias personas se me quedaban viendo pero trataba de ignorarlas ya que de seguro sabían en que sucedió durante el almuerzo. Ahora Ushijima no podrá jugar ya que está castigado, si así es, ¡castigado! El sensei me dijo que por una semana no iría a practicar, al ser capitán del equipo tiene que dar el ejemplo a los demás capitanes de los otros clubes en la escuela para que no busquen pleitos, o terminarlos en dado caso de que sea hacia un compañero ¡pero no empezarlos!

— ¡Ushijima! —Grité abriendo la puerta del salón asustando a muchas personas, incluso él logró ponerse nervioso—, a la azotea. ¡Ahora! —Demande.

Los presentes me miraban con miedo, el jugador me obedeció sin decir nada, estaba muy dócil, eso es algo demasiado nuevo para mí. Su ego es enorme y la arrogancia no se queda atrás. Chiste mis dientes cuando varias chicas comenzaron a murmurar cosas sobre nosotros.

— ¿Tienen algún problema? —Las rete asustándolas—. Puede que sean un año mayor que yo, pero estoy en todo mi derecho de regañar a este grandullón como ÚNICA manager del equipo. Así que es mejor que se metan en sus asuntos y no estén murmurando cosas que no les incumben.

Las tres femeninas se fueron molestas ocultando la cobardía, no es de menos, me han dicho que tengo un aura demasiado intimidante cuando me enojo.

Después de ese pequeño espectáculo llegue a la azotea cerrando la detrás de mí para mirar mejor al de hebras color oliva. Antes de que pudiera decir otra cosa sus fuertes brazos me alzaron como si fuera una muñeca de trapo para después depositar un corto pero preciso beso en mis labios.

Parpadee un par de veces por el shock cuando me bajo, mi cara ardía, nunca antes nos habíamos besado y ahora... Ya ni siquiera puedo darle el sermón que tenía preparado.

—Lo lamento —se disculpó—, tenía que hacerlo. Después de lo que escuche hoy no podía quedarme tranquilo.

Lo mire confundida, incline mi cabeza un poco sin entender a qué se refería con mi cabeza caliente cual foco que se acaba de quemar. Suspiré agarrando una de sus manos aún nerviosa por aquel beso, después de todo, tenemos que comenzar a llevarnos bien si nos vamos a casar próximamente. ¿No?

— ¿Qué fue lo que escuchaste para que terminarás peleando con un chico de segundo? —Pregunté notando lo lastimado a que estaban sus nudillos.

Wakatoshi agarró mis muñecas de una forma más suave esta vez, nuevamente tenía sus brazos encima rodeándome con un abrazo protector.

—Alguien quería hacerte daño —susurró amargo—, no iba a permitir que le hicieran ese tipo de cosas a mi futura esposa.

Suspiré rendida, mi corazón golpeaba fuertemente contra mi caja torácica amenazando con salir, ciertamente las cosas entre nosotros han estado raras ultimamente y Wakatoshi no es alguien que golpee a las personas porque le dé la gana. De seguro escucho algo grotesco como la mayoría de chicos urgidos de esta escuela -típico de adolescentes-.

—Ya no tienes que preocuparte por eso —dije viendo hacia el cielo rezando para no tener un sonrojo—. Estoy unida a ti por ese contrato Ushijima, no tienes porque ponerte de una manera tan agresiva, sabes como son algunos chicos —le sonreí de medio lado para después pegarle en la cabeza.

— ¿Y eso porque fue? —Se quejo un poco más molesto de lo que creí.

—Eso es para que pienses la próxima vez que quieras hacer algo como eso, ¡baka! Ahora el sensei te quiere una semana fuera de los entrenamientos por mala conducta, ¡estamos cerca de las nacionales! ¡¿Por qué no pensaste en eso primero?! —Lo regañe, gracias a que está sentado en el banco puedo verme más alta mientras hago esto, de lo contrario no tomaría en serio mis palabras.

Iba a seguir sermoneando si no fuera porque mi teléfono sonó.

— ¿Moshi, moshi?

— ¡Sakurai! —Era Tanji-kouchi, el entrenador—, ¡necesito que estés aquí ya! Akira esta enfermo por comer ostras crudas de nuevo, tengo que salir hoy por cuestiones médicas —suspiro—. Necesito que los supervises mientras no estoy y dile a Wakatoshi que no se salvará del castigo cuando regrese el lunes que viene —colgó.

Miré al capitán frente a mi, le di una pequeña sonrisa antes de lanzar mi mochila al hombro, menos mal que almorcé antes de buscarlo o no podría haberlo hecho.

—El deber llama —dije.

—Lo sé —asintió.

—Te veré luego, escríbeme si necesitas algo.

Hice una pequeña reverencia antes de salir corriendo, bajaba las escaleras con mi corazón bombeando no por el cansancio, sino por otra cosa. Al tenerlo tan cerca últimamente me pongo muy nerviosa, digo cosas sin sentido o simplemente me quedo tan callada que su respiración o gestos me parecen atrayentes.

¿Qué me está pasando? ¿Por qué el amor tiene que ser así? 

Ushijima.

—Ya puedes salir, Tendo —dije mientras que mi espalda estaba recostada al espaldar del banco y yo veía mis manos buscando una explicación de mis recientes actos.

—Veo que confesarte no resultó como esperabas Ushijima-kun.

— ¿Tu crees? —Pregunté—, no pude siquiera hablarle —suspiré—. No me dio tiempo de hacerlo.

El pelirrojo me miró con una pequeña sonrisa, no trama nada bueno eso es seguro. Cuando tiene ese tipo de miradas así no significa nada bueno.

—No te preocupes Ushijima-kun, tarde o temprano ella se dará cuenta de tus sentimientos —dicho esto se fue dejándome solo.

Mi expresión de siempre nunca cambió, soy una persona de pocas palabras pero mi amigo me ha dicho que cuando estoy con ella es todo lo contrario.

—Estoy enamorado.

¡Feliz año nuevo!

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¡Feliz año nuevo!

Espero que este nuevo año mejore para todos ustedes, que su vida se llene de alegría si no la tuvieron el año pasado o que les multiplique xMil, gracias por acompañarme en estos años que he estado activa en la aplicación y espero seguir estándolo.

¡Los amo a todos!

ADreamer🥂

Comprometida | Wakatoshi UshijimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora