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Despertó con los rayos del sol infiltrándose por la ventana, parpadeo un par de veces acostumbrándose a la luz. Un sonoro bostezo salió de sus labios con el aliento horrible característico de cada mañana.

Tenía el cabello todo enredado con rastros de baba seca por la barbilla, no era la obra de arte más fina de admirar, pero es lo más natural de una persona recién levantada. ¡Vamos! Gracias a la televisión nos han hecho creer que las personas se levantan como se acuestan sin ser un desastre.

Bajo de la cama con flojera, se puso las pantuflas yendo al baño a lavarse la cara y cepillarse. Ya una vez haber hecho se eso se peinó, quito el resto de lagaña que hayan quedado por ahí para de una vez tomar su teléfono y bajar a la cocina.

Su madre debía llegar hoy en la noche o mañana en la mañana, por su trabajo debía viajar de estado en estado al igual que su padre. Era más el tiempo sola que pasaba en su casa que con sus padres, todo por evitarla, todo por el parentesco sin superar la pérdida hiriendola a ella inconscientemente en el proceso que ambos estaban tratando de llevar.

Era el mismo dolor que llevaba, también era su familia la que murió, ¿ella acaso tuvo la culpa? Solo era una adolescente tratando de llevar una vida normal, la única razón que sus padres encontraron para disculparse fue este ridículo matrimonio que estaba comenzando a ver sin sentido.

No cree que su madre carezca de fuerza de voluntad para oponerse a algo autoimpuesto por otra persona, ¿entonces por qué? ¿Por qué obligar a Wakatoshi hacer esto también? La noche de ayer no habia parado de pensar, hoy no pretendía quedarse todo el dia sin hacer nada así que le mando un mensaje a la persona que una vez fue tan fastidioso en su vida como para quedarse despues de su muerte.

 Mei aprovecho de ver lo que había en la despensa y la nevera llevándose la sorpresa de que no habia nada, chistó la lengua molesta ya que se le olvido completamente ese detalle. Al no venir todos los días aquí compraba lo necesario para los fines de semana que se quedaba y así que no se perdiera nada, solo que anoche por estar tan agotada no compro nada antes de llegar. 

Agarró el cereal y la leche que quedaba, esta semana no se quedaría en los dormitorios del Shiratorizawa, como tiene la semana libre de trabajo aprovechará de quedarse aquí con sus padres encerrada también en su habitación sin querer verles mucho la cara tampoco debido al enojo y la decepción mientras disfruta de cualquier anime o historia nueva que tenga en sus aplicaciones.

Buscó el número de Semi en su celular, lo miro por un rato como si este le diera respuesta a su incesante agonía de hace dos años como si llamarlo o no tuviera alguna repercusión en ello, decidio no hacerlo. Necesitaba descansar, eso implicaba también comunicarse por un rato con el equipo, aun así se trataran Eita o Kenjiro que la llamaran. Subió a la habitación, se vistió y una vez lista salió de su casa llevándose la sorpresa de justamente el semi-albino estaba ahí con una mirada de duda.

—Ohayo Semi-san —murmuró con una pequeña sonrisa.

—O-Ohayo Mei-chan —habló, parecía no estar cómodo con algo—. L-Lamento venir a estas horas —se disculpó—; e-es solo que como el entrenador nos dio libre este fin de semana... Yo... Emmmm yo...

Eita se quedó mudo, al verla en ese vestido de flores algo pegado a sus senos pero suelto en el resto del cuerpo hacia resaltar un poco su figura, llevaba solo un brillo en los labios y esos ojos verdes mirándolo con atención lo ponían nervioso.

—Semi-san —llamó la joven agarrando su mano—. Somos mejores amigos, no tienes porqué ponerte nervioso conmigo —sonrió.

Los latidos en el corazón del semi-albino se volvieron más fuertes, agarró con firmeza la mano femenina dejando un beso en ella ocasionando un rubor por parte de la contraria, la miró con determinación decidido con lo que diría.

Comprometida | Wakatoshi UshijimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora