La práctica el día de hoy estuvo algo rara, Wakatoshi y Mei no se hablaban a menos de que fuera necesario, los demás pudieron notar la extraña tensión que se había formado entre ambos chicos durante el día.
Tendo, quien pensó que podría utilizar los celos para que su amigo se declarará fueron estropeados sus intentos cuando llegó la capitana del equipo de voleibol femenino para animarlo durante la práctica amistosa contra el equipo universitario.
Harumi Hatake, una castaña bien proporcionada para nada amistosa. A todo el equipo le desagrada y si no fuera porque el entrenador le gritara que se fuera seguiría pegando gritos como loca.
Semi arrugó el ceño cuando se le quedó viendo con una mirada de superioridad a su amiga, no podía ir a consolarla, estaba en el área de calentamiento para ser llamado pronto. Sabía que algo debió haber pasado y ese lago era el capitán de su equipo estaba seguro.
Tendo observó como la incomodidad se apoderó del cuerpo de su manager con las miradas malintencionadas antes de que se terminara de largar con otro grito de Tanji, suspiro ante la brutalidad que haya hecho su amigo. Ahora las cosas estarían más difíciles.
En el medio tiempo del partido las cosas fueron algo distintas, Mei al repartir el agua con ayuda de los chicos en las bancas chocó accidentalmente contra uno de los chicos de primer año en la universidad. El joven de cabellos negros se le quedó viendo fijamente para después sonrojarse.
—Sumimasen, no te vi —se disculpó viendo hacia otro lado altamente apenado sin soltar aún la mano de la joven que tenía la bebida.
—No te preocupes —hablo natural la chica entregando uno de los termos de agua—. Fíjate la próxima vez, es todo. Tampoco es como si tuviera muchas ganas de hacerlo sin tener mayor preocupación ante el inminente peligro detrás de su espalda.
La pelinegra vio esto como algo gracioso, agarró la otra mano del muchacho para que sujetara fuerte el termo, con una sonrisa se despidió sonrojando más al chico. Mei era toda una belleza, cabello negro azabache, ojos verde esmeralda con unas cuantas pecas en sus mejillas que pasan encima de su nariz dándole un toque adorable, labios considerablemente gruesos pero pequeños que te incitaban a probarlos.
Cualquiera que la ve se enamora al instante o tiene pensamientos inapropiados a su persona de vez en cuando, a veces es al contrario, quisieras cuidarla para que no le pasara nada a ese bello ángel.
—Si sigues así pensarán que te gusta Mei-chan, Wakatoshi-kun —susurro juguetón el pelirrojo—. Con ello, podrían descubrir que son prometidos.
Tendo tenía razón en lo que decia, ¿pero en verdad era tan malo? Estaba comenzando a considerar terminar de gritar a los cuatro vientos que Mei era... ella era... Especial. Relajo los hombros tratando de calmarse, esto del amor le estaba saliendo de una manera tediosa que no podía controlar.
¿Pero por qué tiene esa enorme necesidad ahora? Quiere que todo el mundo se entere, que se enteren que ella sería suya completamente, que nadie más la vea con otros ojos que no sean conscientes a quien pertenece. ¿Estaría pensando coherentemente? No, por supuesto que no, quiere monopolizarla, él no es así.
Sabía que no lo evitaba por el beso, porque se hubiera apartado cuando lo hizo de nuevo en el almacén, entonces, si no fue eso ¿que era? Acaso ella... ¿tenía dudas sobre casarse? Sus ojos se ampliaron enormemente, el ritmo de su corazón aumentó ante dicha afirmación formulada por su cerebro. Por supuesto que lo hacia, porque desde el principio nunca se le preguntó qué quería.
El silbato del segundo tiempo lo despertó de sus pensamientos,no estaba en condiciones óptimas para jugar, pero si se iban perderían más rápidamente y sería de nuevo castigado o cuestionado sobre lo que realmente le pasaba. No quería hacer que la chica se sintiera más presionada de lo que deberia, asi que, cargando con todo lo que llevaba por dentro, esta vez toda su ira y frustración lo descargaba en el juego, a la hora de hacer un saque o rematar. Sí que estaba molesto.
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Comprometida | Wakatoshi Ushijima
FanfictionMei no tenía planes de matrimonio hasta que por azares del destino sus padres decidieron comprometerla con el jugador número uno en Voleibol masculino juvenil.