Apenas había caído la noche y el departamento se encuentra lleno. Louis camina entre los invitados tratando de no tropezar con ninguno de ellos y derramar sus bebidas.
Atraviesa el comedor –o lo que considera uno– para dar con la lata de cerveza que necesita. La toma de la hielera y la abre con parsimonia. Mira en la esquina del recibidor las pocas cajas que todavía quedan en el departamento. El camión de la mudanza pasaría en dos días, para llevarse todo lo demás.
—¡Hey, Lou!
Alguien llama su atención y levanta la mirada, encontrando a Liam. Sus ojos marrones nunca lo juzgaron y él sabe que nunca lo harían.
—Es bueno verte. —Le dijo el chico, alzando su vaso con licor un poco más fuerte para brindar con él—. Gracias por hacer esto.
Louis lo mira y sabe que su sonrisa es sincera. Asiente de igual forma, pensando en el día que conoció al mejor amigo de Harry.
Era octubre. Octubre 31 para ser exactos.
Louis solía trabajar en una empresa de publicidad. Era costumbre del equipo creativo organizar una fiesta por Halloween. Solían premiar a los mejores disfraces y emborracharse hasta que el amanecer caía por completo en la tierra. Esa noche, Louis estaba conversando con Marie, su amigo y compañera acerca de lo insoportable que era su nuevo vecino cuando un chico tropezó con él.
—Hey, ¿estás bien? —Le preguntó Louis sosteniéndolo para evitar que resbalara con los restos de bebida esperacidos por el suelo.
—Sí. Lo siento mucho. Estoy un poco mareado, yo...
Louis rió cuando un montón de disculpas y balbuceos abandonaron la boca del chico. Era adorable.
—No pasa nada. —Le dijo tendiéndole una servilleta—. Soy Louis.
—Liam, un placer. —Lo saludó de igual manera y sonrió apenado. Louis podía apostar su aumento de sueldo que estaba sonrojado y si tan sólo las luces hubieran sido más altas, habría ganado—. Y lo siento, de nuevo.
—Ya te dije que no importa, hombre. —Volvió a reír, no supo si fue por la insistencia o por el alcohol en sus venas haciendo efecto—. No te había visto antes, ¿eres nuevo?
Liam asintió con timidez.
—Pasante.
—Bienvenido entonces. —Louis le ofreció una de sus mejores sonrisas y Liam se la devolvió inevitablemente—. No dejes que Charles te presione demasiado, puede ser un dolor de cabeza.
—Oh, ya he podido comprobarlo. Gracias.
Louis iba a responder cuando su nombre resonó en los altavoces.
—¿Louis Tomlinson dónde estás y por qué no estás disfrazado? —Dijo Anthony desde la especie de tarima improvisada que en realidad era una silla de plástico que Louis temía fuera a romperse.
—¡Otro año, Louis!
—¡Buuu!
—Vamos, hermano. Es Halloween.
Louis rodó los ojos. Había recibido los mismos comentarios desde hace cuatro años cuando comenzó a trabajar en la empresa.
—Sí, sí. Ser yo es el mejor disfraz que pude conseguir.
—¡Ven aquí, Tomlinson! —Anthony continuaba trepado en aquella trampa mortal mientras hablaba—. Ya que no nos complaces disfrazándote, hazlo cantando.
—Oh no, no, no.
—Eso o tú organizas la fiesta navideña.
Louis miró a Liam y se disculpó con una sonrisa, acercándose hasta Anthony para arrebatarle el micrófono.
—Bien, ¿qué canción se les apetece? —Dijo con mala gana que sólo era una fachada que se vio destruida por su sonrisa cuando las sugerencias empezaron a llegar como un diluvio en abril.
No recuerda qué canción cantó aquel día. Pero recuerda claramente cuando, en medio de su presentación, un chico algo torpe disfrazado de vaquero se acercó a Liam y luego de un rato no pudo quitarle la mirada de encima.
Aquel día no sólo conoció al mejor amigo de Harry.
Volviendo al presente, Liam le da unas palmadas en el hombro antes de alejarse, dejándolo solo en su lugar junto a la heladera. Louis observa el ir y venir de los amigos de Harry y se termina el contenido de la lata.
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Pide un deseo
FanfictionLouis revive momentos de su vida mientras camina por el pequeño departamento de Harry, en su fiesta de cumpleaños. (Historia corta)