✧ ཻུ۪۪⸙𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐭𝐡𝐫𝐞𝐞✧ ཻུ۪۪⸙

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julio,1994

-¡Vaya, miren esto! -exclamó acercándose rápidamente hasta un carro lleno de montones de unas cosas de metal que parecían prismáticos excepto en el detalle de que estaban llenos de botones y ruedecillas.

-Son omniculares -explico-. Se puede volver a ver una jugada... pasarla a cámara lenta, y si quieres te pueden ofrecer un análisis jugada a jugada. Son una ganga: diez galeones cada uno.

-Ahora me arrepiento de lo que he comprado.

-Deme cinco -le dijo al mago con decisión.

-No... déjalo -pidió, poniéndose colorado.

Siempre le cohibía el hecho de que Harry, que había heredado de sus padres una pequeña fortuna, tuviera mucho más dinero que él.

-Es mi regalo de Navidad -le explicó, poniéndoles a él, angel y a Hermione los omniculares en la mano-. ¡De los próximos diez años!

-Conforme -aceptó sonriendo.

-Gracias -sonrió amplia mente-.le daré estos a boris y alouqua cuando vengan

-¡Gracias, Harry!. Yo compraré unos programas...

Con los bolsillos considerablemente menos abultados, regresaron a las tiendas. Bill, Charlie y Ginny llevaban también escarapelas verdes, y el señor Weasley tenía una bandera de Irlanda. Fred y George no habían comprado nada porque le habían entregado todo el dinero a Bagman.

alouqua junto con boris llegaban y esta iba muuuuy sonrojada-perdón por la tardanza señor weasley-este le sonrió

-¡mi niña!-le abrazo angel-no sabes lo preocupado que estaba-fingió sollozar mientras alouqua intentaba separarse-para que veas que no me olvido de ustedes-le entrego los omniculares-se los compro el cara rayada-señalo a harry quien veía como idiota a la chica

-gracias harry,-le agradeció y el de ojos esmeralda asintió rápidamente

Y entonces se oyó el sonido profundo y retumbante de un gong al otro lado del bosque, y de inmediato se iluminaron entre los árboles unos faroles rojos y verdes, marcando el camino al estadio.

-¡Ya es la hora! -anunció, tan impaciente como los demás-. ¡Vamos!

Tomaron todo lo que habian comprado y, siguieron al señor Weasley, se internaron a toda prisa en el bosque por el camino que marcaban los faroles.

Se oían los gritos, las risas, los retazos de canciones de los miles de personas que iban con ellos. La atmósfera de febril emoción se contagiaba fácilmente, Harry no podía dejar de sonreír.

Caminaron por el bosque hablando y bromeando unos veinte minutos, hasta que al salir por el otro lado hallando la sombra de un estadio colosal. Aunque sólo se podía ver una parte de los inmensos muros dorados que rodeaban el campo de juego.

-Hay asientos para cien mil personas. Quinientos funcionarios han estado trabajando durante todo el año para levantarlo. Cada centímetro del edificio tiene un repelente mágico de muggles. Cada vez que los muggles se acercan hasta aquí, recuerdan de repente que tenían una cita en otro lugar y salen pitando... ¡Dios los bendiga! -añadió en tono cariñoso, encaminándose delante de nuestro hacia la entrada más cercana, que ya estaba rodeada de un enjambre de bulliciosos magos y brujas

-¡Asientos de primera! -dijo la bruja del Ministerio apostada ante la puerta, al comprobar nuestras entradas-. ¡Tribuna principal! Todo recto escaleras arriba, Arthur, arriba de todo.

Las escaleras del estadio estaban tapizadas con una suntuosa alfombra de color púrpura. Subieron hasta llegar al final de la escalera y nos encontramos en una pequeña tribuna ubicada en la parte más elevada del estadio, justo a mitad de camino entre los dorados postes de gol. Contenía unas veinte butacas de color rojo y dorado, repartidas en dos filas.

➛𝐒 𝐇 𝐘||𝑯𝒂𝒓𝒓𝒚 𝑱.𝑷𝒐𝒕𝒕𝒆𝒓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora