➛𝐒 𝐇 𝐘||𝑯𝒂𝒓𝒓𝒚 𝑱.𝑷𝒐𝒕𝒕𝒆𝒓

⸙ೃ𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐭𝐞𝐧⸙ೃ

enero,1996

-Harry, cariño —dijo asomando la cabeza por la puerta del dormitorio que compartía con Ron, donde ambos estaban jugando al ajedrez mágico, mientras Hermione y Ginny y Crookshanks los observaban y alouqua fumaba en la ventana—, ¿puedes bajar un momento a la cocina? El profesor Snape quiere hablar contigo.

Tardo un momento en asimilar lo que la señora Weasley acababa de decir; una de sus torres había iniciado una violenta pelea con un peón de Ron, y la azuzaba con entusiasmo.

-Machácalo, ¡machácalo! ¡Sólo es un peón, idiota! Lo siento, señora Weasley, ¿qué decía?

-El profesor Snape, cariño. Te espera en la cocina. Quiere hablar contigo.

Abrió la boca, horrorizado, y mire a  Alouqua, a Ron, a Hermione y a Ginny, que lo miraban también con la boca abierta. Crookshanks, al que Hermione llevaba un cuarto de hora conteniendo con dificultad, saltó por fin sobre el tablero, y las fichas corrieron a ponerse a cubierto gritando como locas.

-¿Snape?.

-El profesor Snape, querido. Baja, corre, dice que tiene prisa.

-¿De qué querrá hablar contigo? —me preguntó, cuando su madre salió de la habitación—. No has hecho nada, ¿verdad?

-¡Claro que no!.

-ojala no mueras porque tendré que verte en el infierno-ironizo alouqua

Un par de minutos más tarde, abrio la puerta de la cocina y encontró a Sirius y a Snape sentados a la larga mesa, cada uno con la vista fija en una dirección diferente. El silencio que reinaba en la habitación delataba la antipatía que sentían el uno por el otro.
Sirius tenía una carta abierta delante, sobre la mesa.

Carraspeo para anunciar mi presencia.
Snape giró la cabeza.

-Siéntate, Potter.

-Mira —dijo en voz alta mientras se mecía sobre las patas traseras de la silla y hablaba mirando al techo—, preferiría que aquí no dieras órdenes, Snape. Ésta es mi casa, ¿sabes?

Un desagradable rubor tiñó el pálido rostro de Snape. tomo asiento en una silla al lado de Sirius, frente a Snape.

-En realidad teníamos que vernos a solas, Potter —explicó y torció los labios para formar su característica sonrisa despectiva—, pero Black...

-Soy su padrino —aclaró subiendo aún más el tono de voz.

- He venido por orden de Dumbledore, pero quédate, Black, quédate. Ya sé que te gusta sentirte... implicado.

-¿Qué quieres decir con eso? —preguntó dejando que la silla volviera a caer sobre las cuatro patas con un fuerte golpe.

-Sencillamente, que estoy seguro de que debes de sentirte... frustrado por no poder hacer nada útil para la Orden —contestó poniendo un delicado énfasis en la palabra «útil».

Ahora le tocaba a Sirius ruborizarse. Los labios de Snape se torcieron de nuevo, esta vez triunfantes, cuando giró la cabeza y me miro.

-El director me envía, Potter, para decirte que quiere que este trimestre estudies Oclumancia.

-Que estudie ¿qué?.

-Oclumancia, Potter. La defensa mágica de la mente contra penetraciones externas. Es una rama oscura de la magia, pero muy provechosa.

¿Defensa contra penetraciones externas? Pero si no estaba poseído, todos estaban de acuerdo en eso...

-¿Por qué tengo que estudiar Oclu..., como se llame eso?.