julio,1995
-¡Harry! —exclamó, fue hacia él para recibirlo y le estrechó la mano con energía—.¡Cuánto me alegro de verte!
Detrás del señor Weasley, Harry vio a Bill, que todavía llevaba el largo cabello recogido en una coleta, enrollando con precipitación los rollos de pergamino que quedaban encima de la mesa.
-¿Has tenido buen viaje, Harry? —le preguntó mientras intentaba recoger doce rollos a la vez—.¿Así que Ojoloco no te ha hecho venir por Groenlandia?
-Lo intentó —intervino; fue junto con Diana hacia Bill para ayudarlo a recoger, y de inmediato tiró una vela sobre el último trozo de pergamino—. ¡Oh, no! Lo siento...
-Dame, querida —dijo con exasperación, y reparó el pergamino con una sacudida de su varita.
Con el destello luminoso que causó el encantamiento de la señora Weasley, Harry alcanzó a distinguir brevemente lo que parecía el plano de un edificio.
La señora Weasley vio cómo Harry miraba el pergamino, agarró el plano de la mesa y se lo puso en los brazos a Bill, que ya iba muy cargado.-Estas cosas hay que recogerlas enseguida al final de las reuniones —le espetó, y luego fue hacia un viejo aparador del que empezó a sacar platos.
Bill sacó su varita, murmuró: «¡Evanesco!» y los pergaminos desaparecieron.
-Siéntate, Harry. Ya conoces a Mundungus, ¿verdad?
Aquella cosa que Harry había tomado por un montón de trapos emitió un prolongado y profundo ronquido y despertó con un respingo.
-¿Alguien ha pronunciado mi nombre? —mascullo, adormilado—. Estoy de acuerdo con Sirius... —Levantó una mano sumamente mugrienta, como si estuviera emitiendo un voto, y miró a su alrededor con los enrojecidos ojos desenfocados.
-La reunión ya ha terminado, Dung —le explico mientras todos se sentaban a la mesa—. Ha llegado Harry.
-¿Cómo dices? . Caramba, es verdad. ¿Estás bien, Harry?
-Sí.
Mundungus, nervioso, hurgó en sus bolsillos sin dejar de mirar a Harry, y sacó una pipa negra, también mugrienta. Se la llevó a la boca, la prendió con el extremo de su varita y dio una honda calada. Unasngrandes nubes de humo verdoso lo ocultaron en cuestión de segundos.
-Te debo una disculpa.
-Te lo digo por última vez, Mundungus, ¿quieres hacer el favor de no fumar esa porquería en la cocina, sobre todo cuando estamos a punto de cenar?
-¡Ay!. Tienes razón. Lo siento, Molly.
La nube de humo se esfumó en cuanto Mundungus se guardó la pipa en el bolsillo, pero el acre olor a calcetines quemados permaneció en el ambiente.
-Y si pretenden cenar antes de medianoche voy a necesitar ayuda —añadió sin dirigirse a nadie en particular—. No, tú puedes quedarte donde estás, Harry, querido. Has hecho un largo viaje.
-¿Qué quieres que haga, Molly? —preguntó con entusiasmo dando un salto.
-Pues..., no, Tonks, gracias, tú descansa también, ya has hecho bastante por hoy.
-¡Nada de eso! ¡Quiero ayudarte! —insistió de muy buen humor, y derribó una silla cuando corría hacia el aparador, de donde Ginny estaba sacando los cubiertos.
Al poco rato, varios cuchillos enormes cortaban carne y verduras por su cuenta, supervisados por elseñor Weasley, mientras su mujer removía un caldero colgado sobre el fuego y los demás sacabanplatos, más copas y comida de la despensa.
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➛𝐒 𝐇 𝐘||𝑯𝒂𝒓𝒓𝒚 𝑱.𝑷𝒐𝒕𝒕𝒆𝒓
Fanfiction──⏧·₊̣̇ 𝐒 𝐇 𝐘 ⏧·₊̣̇ ── →。゚・ ᴜꜱᴛᴇᴅ ᴘᴜᴇᴅᴇ ꜱᴇʀ ᴜɴ ʀᴇʏ ᴏ ᴜɴ ᴠᴀɢᴀʙᴜɴᴅᴏ, ᴘᴇʀᴏ ᴛᴏᴅᴏ ᴇʟ ᴍᴜɴᴅᴏ ʙᴀɪʟᴀ ᴄᴏɴ ʟᴀ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ ↱ ᵕ̈ ──────────────────────────────── ރ፧ °ᴀQᴜᴇʟʟᴀ ᴄʜɪᴄᴀ ɪɴᴜꜱᴜᴀʟ Qᴜᴇ ʟᴏ ᴛʀᴀᴛᴀʙᴀ ᴄᴏᴍᴏ ᴀʟɢᴜɪᴇɴ ɴᴏʀᴍᴀʟ, ʟᴏɢʀᴏ ꜱᴜ ᴄᴏʀᴀᴢÓɴ ʀᴏʙᴀʀ. ꜱɪɴ ᴄᴏɴᴛ...