Capitulo 2

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- ¿Y qué tal el colegio hasta ahora?- Pregunto mi mamá, estábamos andando en auto, nos dirigíamos a hacer las compras, era viernes por las tarde y hacia demasiado frió, así que iba de remera larga, con mi jean negro, un beanie  negro y mi sweater blanco arriba de la remera.

- Bien, normal, por suerte.- Sonreí apenas.

- ¿Has hecho amigos?- Dijo curiosa.

- Bueno, creo que es imposible hacer amigos con solo dos semanas.- Dije mirándola a los ojos aunque ella miraba hacia el camino.- Creo que hice una especie de amiga compañera, podría decirse.- Me miro por el rabillo del ojo indicándome que siguiera, que me escuchaba sin perder la concentración.-  Se llama Natalie, y es mi compañera de banco.- Sonreí apenas.

- Natalie, bonito nombre.- Por fin habíamos llegado, así que empezó buscar un lugar para aparcar el auto, cuando por fin lo encontró, lo estaciono, y nos bajamos empezando a caminar hacia el supermercado para empezar las compras. Las puertas automáticas se abrieron dándonos el paso, el lugar era enorme, pero aun así estaba repleto de gente.- Bien, podríamos dividirnos las tareas, ¿qué te parece? Y nos encontramos en la caja cinco.- Dijo sonriéndome.

- Está bien.- Sonreí.- Solo dime.

- Bueno, ve al sector de lácteos, tres saches de yogurt, tres de leche, trae un paquete de queso, y dos bebidas, las que quieras, y si recuerdas algo que falta en casa no dudes en traerlo.- Apenas finalizo me dirigí hacia el sector de lácteos dando zancadas.

Cuando estaba a solo dos góndolas de distancia del sector de lácteos me detuve en seco, vi una cabellera rubia pasar por el otro lado de la góndola, y reconocía bien ese tipo de rubio, seguro era Natalie, me acerque rápidamente a aquella cabellera, confirmando que era ella.

- ¡Ey, Natalie!- Dije en tono alto como para que me escuchara. Esta se dio vuelta ante mi llamado,  cuando me vio sonrió ampliamente, de oreja a oreja saludándola con la mano.

- Hola.- Dijo tímidamente acercándose hacia mí.

- ¿Qué tal? ¿De compras?- Sonreí. 

- Si... Yo vine- Y antes de que pudiera terminar, el llamado de una mujer mayor de unos cuarenta y tantos la interrumpió, tenía la misma contextura de cuerpo que Natalie, y tenía ojos idénticos a los de ella, la única diferencia era que ella era morocha y la otra era rubia.

- Natalie, hija, ¿Encontraste la sal?- Preguntó acercándose con el ceño fruncido,  sin notar mí presencia.

- Sí, mamá, no te preocupes.- Sonrió apenas, miro hacia mi y luego su madre.- Mamá, ella es Maia, es nueva en el colegio y es mi compañera de banco.- La mujer miro a Maia sorprendida, sonriendo, por lo visto bastante alegre.

- Hola, soy Ana, madre de Natalie.- Dijo estrechándome la mano.- Un gusto en conocerte.

- El gusto es mío.- Dije con amabilidad, saludándola.- Bueno...- Mire hacia un costado.- Tengo que ir a buscar unas cosas para casa, si no les molesta.

- Oh, por supuesto que no.- Dijo Ana.- Oye, Nati, ya no necesito ayuda para las compras si quieres ve a ver los libros que están en la góndola de allá.- Dijo señalando el sector de libros. Natalie asintió, y se despidió de mí, para luego ir rápidamente hacia el sector de libros.

Las tres nos separamos, yendo por distintos caminos del supermercado. 


- Bueno, creo que ya está todo, Mai.- Dijo dándole un último chequeo al carrito de compras. Cuando nos encontramos en la caja número cinco colocamos todos los productos en un solo carrito de compras metiéndonos en la fila, solo quedaban cinco  personas en ella pero con productos como para un regimiento.- Por haberme ayudado puedes ir a buscar un CD o lo que quieras, yo te lo pago.- Dijo con dulzura, sonriendo apenas.

Let her goDonde viven las historias. Descúbrelo ahora