Capítulo 8

126 6 0
                                    

Hacia demasiado frió, el aire estaba bastante húmedo y pesado, haciendo que me costaba respirar.

Ya habían pasado treinta minutos desde que había sonado la campana de entrada al colegio y Natalie todavia no llegaba. Seguro se habría vuelto a inventar alguna otra excusa para no venir. Saqué mi teléfono, escondiéndolo debajo de mi banco sin que el profesor de Física me viera, y lo más rápido que pude intenté escribirle un mensaje a Natalie.

Vas a venir al colegio?? :-(
08:02am. enviado a Natalie

Guarde el móvil disimulando que no había pasado nada, pero Luca me había visto.
- ¿A quien le escribes, eh?- Sonrió de costado.
- A-ah nadie.- Me sonroje apenas, no sabía que mentira decirle, ni tampoco sabía mentir.
- No sabes mentir... Pero bueno, te creeré.- Miró de reojo en donde había escondido mi celular y sonrió.- Te respondieron...
Baje la mirada rápidamente viendo el brillo de la pantalla encendido con el símbolo de una carta, sí, me habían respondido. Rápidamente saque el celular y leí el mensaje.

Hola Maia, soy la madre de Natalie, ella no pudo ir al colegio porque anoche tuvo un fuerte ataque de asma, ahora esta en la clínica. Se encuentra bien, le diré que preguntaste por ella, saludos.
08:08am. de Natalie

Tuve que leer aquel mensaje dos veces, necesitaba salir del colegio e ir a verla, pero no podía, si se llegaban a enterar que me había escapado podrían llegar a expulsarme, y no quería eso, y tampoco quería que mi mamá empezara a creer que estaba pasando por algún tipo de "etapa" de rebeldía ni nada de eso.
Mire a Luca y sonreí. Si alguien puede haber escapado muchas veces del colegio era el y sin que los profesores o directivos se enteraran, lo cual me parecía algo imposible porque cada vez que volviamos a entrar a nuestro curso del recreo se tomaba lista de los alumnos para asegurar de que estuvieran todos.
- Luca, ¿Cuántas veces te has escapado del colegio sin que se enteraran?- Dije en susurro.

- Parece que la nueva quiere escaparse, eh... Bueno, es fácil, lo difícil es que cuando pasen lista no noten tu ausencia, pero de eso me encargo yo...

- ¡Muchas gracias!- Lo abrace fuertemente, llamando la atención de todos, hasta del profesor.

A lo lejos se escucho a Laura decir "Maia ama a Luca" mientras tomaba una foto con su celular. Todos empezaron a seguirle la corriente, diciendo lo mismo en canto. Me separe rápidamente de el, y agache mi mirada, estaba completamente sonrojada. Rápidamente el profesor le empezó a llamar la atención a todos, haciendo que por fin se callaran.
Cuando tocó el timbre para el recreo, todos salieron rápidamente, excepto Luca, que con la mirada me indicaba que lo siguiera.
Pasamos por los tres patios de nuestro colegio, y cuando llegamos al último nos metimos por un pasillo por el cual nunca había entrado, totalmente oscuro y desolado, Luca fue el primero en llegar al ultimo de este y cuando lo hizo se escucho un chirrido fuerte mientras la luz se filtraba por el lugar, era una puerta que daba hacia un gran patio completamente descuidado.

- Bueno, yo te abandono acá, al fondo del patio, entre esos arboles, hay una puerta vieja, esta abierta pero nadie lo sabe.- Me sonrió.- Con respecto a cuando tomen asistencia de eso nos encargamos Laura y yo, así que no tienes de que preocuparte.

- Muchas gracias, Luca.- Le devolví la sonrisa, me di vuelta para dirigirme hacia aquella puerta, pero el me detuvo, agarrándome de mi muñeca.

- Pero antes de que te vayas necesito saber porqué quieres irte...- Me miraba directamente a los ojos, no podía mentirle...

- Natalie anoche tuvo un ataque de asma, ahora esta en la clínica, pero se encuentra bien, aun así necesito ir a verla...- Su expresión seguía igual que antes a excepción de sus ojos, que hablaban por el, podía notar su preocupación hacia ella. Me soltó, y en un leve susurro logre escuchar que el decía "esta bien". Rápidamente salí corriendo hacia la puerta, sin despedirme de el.

Una vez fuera de la institución llame al numero de Natalie y rápidamente su mamá me atendió, ella se encontraba en la clínica San Francisco a unas 20 cuadras del colegio, por lo que me había indicado ella, empecé a caminar dando zancadas para llegar lo mas rápido posible.

Al cabo de unos minutos me encontraba frente la clínica. Entre rápidamente y me dirigi hacia las recepcionistas, que sabían donde debía estar Natalie.

- Hola, buen dia, vengo de visita a ver a Natalioe Wood, anoche tuvo un ataque de asma y la internaron aca, ahora se encuentra bien.

- ¿Eres familiar de la paciente?- Dijo la recepcionista que por su cara parecía que odiaba cada segundo de su vida que pasaba trabajando ahí.

- Eh... Sí, soy la prima.- Mentí.

- Esta bien, se encuentra en el tercer piso, esta internada por observación, habitación 23.

- Muchas gracias, que tenga un buen día.- Le volví a sonreír y salí corriendo por las escaleras, cuando por fin llegue al piso me dirigí hacia la habitación 23 y entré.

Estaba todo en silencio, camine mas allá de la puerta hasta que logre ver a la mamá de Natalie sentada en una silla, al lado de la camilla, donde se encontraba Nati, sonriendo al verme.
Soltó un pequeño gritito de alegría, sus ojos brillaban y sonreía ampliamente. Corrí hacia ella y la abracé, la había extrañado.
- ¿Cómo estas? Te encontras mejor, ¿no? Me preocupe un montón.
- Si, estoy bien, sólo fue un susto.- Me abrazaba fuertemente, no quería soltarme.
- Y-yo... Tuve un sueño horrible en donde pasaba esto, de forma distinta, pero pasaba esto, tu ataque de asma...
- Esta bien, no importa, ya pasó.- Se quedó en silencio unos minutos, hasta que sentí como todo su cuerpo se tensaba y dejaba de abrazarme, me miraba con el ceño bruncido.- Decime que no te escapaste del colegio...
- Bueno... Podría decirse que si...
- ¡Maia! No podes escaparte del colegio, ni siquiera por mi.- Realmente le había molestado que me escapara. La miré a los ojos, haciendo puchero.- Pero bueno, lo hecho hecho está.- Sonreí y apoye mi frente contra la de ella, mientra la tomaba de sus manos, cerré los ojos con ella y nos quedamos así unos segundos, hasta darnos cuenta de que su mamá estaba ahí y que en ningún momento se había ido. La solté rápidamente y me aclare la garganta. Natalie río apenas.
- No te preocupes, Maia, Natalie me contó todo.- Sonrió Ana con toda dulzura para mi.- No tenes porqué tener vergüenza frente mío.- Le devolví la sonrisa.
- Gracias, la verdad es que tampoco sabía si sabías sobre la sexualidad de Natalie pero ahora no tengo porqué preocuparme.- Me rasqué la cabeza, nerviosa.

Al cabo de una hora Natalie ya podía retirarse de la clínica, así que nos dirigimos las tres hasta su casa en su auto. Cuando llegamos Natalie y yo fuimos a su habitación y nos acostamos a dormir. Dormiamos abrazadas, sin soltarnos, con su gato gordo entre medio.
Juro que jamás había dormido tan bien, ni que jamás me había sentido tan protegida, tan en casa.

Let her goDonde viven las historias. Descúbrelo ahora