Capitulo 3

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Su madre la esperaba para llevarla al colegio, se había despertado antes, porque si no por su culpa ella llegaría tarde al trabajo. Se subió al auto, era una carcacha, y lo peor era que la calefacción no funcionaba, así que sufriría de frió durante el trayecto al colegio. Ese día llevaba puesto el beanie de Maia, y no le había dado explicaciones a su madre sobre él, solo le dijo que "lo había encontrado entre su ropa".

Cuando llegaron a la institución, ella se bajó abrazada a sus carpetas y libros. Había despertado contenta, y casi nunca se despertaba feliz en un día como ese, hacia demasiado frió y estaba nublado. Su único motivo era alguien, alguien con el nombre Maia, y eso se debía a que había dormido con su beanie y despertado con su aroma. Pero apenas cruzo las puertas del instituto, su felicidad acabo, porque Luca, uno de sus compañeros, y uno de los principales en molestarla, le sacó el beanie de Maia y empezó a tirarlo por el aire, una y otra vez, dejando que se cayera al suelo y otras veces atrapándolo.

- Ey, Natalie. Qué lindo beanie, es tuyo ¿No?- Dijo en una sonrisa socarrona, se lo llevo hacia la nariz y lo olio.- Espera... Este no es tu aroma, este es el aroma de Maia. ¿Acaso se lo has robado a la nueva? ¿Eh?

- N-no.- Dijo tartamudeando y con la mirada gacha.

- ¡¿Entonces?! ¡VAMOS! ¡HABLA!

- Ella me lo regalo...

- ¿Ella sabe?- Preguntó curioso, si Maia no llegaba a saber él iba a sacar provecho de la situación.

Natalie seguía con la cabeza gacha, no iba a responder.

- ¡RESPONDE!- Dijo empujándola apenas con sus manos.

- No...- Respondió por fin en un hilo de voz casi inaudible.

- Que lastima, pues ya se enterara, tarde o temprano.- Tiro el beanie a un tacho de basura y se fue.- Das asco.

Corrió hacia el cesto de basura haciendo pucheros, sus ojos estaban cristalinos y opacos, iba a llorar, pero para su suerte el cesto se encontraba vacío, habían sacado la basura. Lo saco de ahí dentro y lo sacudió un poco, y volvió a colocárselo en la cabeza, las lágrimas amenazantes se habían ido, pero aun así su mirada no tenía el mismo brillo.

¿Ahora qué haría? Le había dicho a Luca que Maia no sabía sobre su sexualidad, y seguro él le contaría, y ella la dejaría a un lado... Seguramente también se burlaría.

Sin dudarlo ni un segundo más, salió corriendo hacia la dirección en la que se había ido Luca.

- ¡Luca! ¡Espera!- Grito lo más alto posible, tenía que detenerlo.

- ¿Qué quieres?- Dijo dándose la vuelta y mirándola a los ojos.

- Por favor, no le digas a Maia...- Bajo la mirada.

- ¿Y por qué no lo haría? No mereces ser amiga de nadie.- Dijo casi escupiéndole a la cara.

- Por favor, Luca... No hice nada para que me trates así, antes éramos muy buenos amigos...

- Olvídate de eso, y no vuelvas a decirlo, yo nunca seria amigo de una loca.

- Por favor, Luca...

El solo suspiro apenas y exasperado la miro a los ojos, con esos ojos que con los que el la había mirado siempre, llenos de amor y anhelo. Le había dolido no ser correspondido, además, de que le había sido repulsivo saber que había sido amigo de una lesbiana y que, también, había desarrollado sentimientos profundos hacia ella.

- No le diré, por ahora, pero alguien se lo terminara diciendo, quieras o no.- Solo por lastima, y por aquello que había sentido alguna vez no le iba a contar a Maia.

- Gracias, enserio, Luca...

Le dio solo una mirada de reojo a la "fenómeno" y se dio vuelta alejándose de ella.

Natalie solo sonrió apenas, sabía que el Luca que había sido su mejor amigo, con el que había compartido un millón de momentos, sonrisas, alegrías, seguía ahí, escondido, pero seguía ahí.



Llegué al colegio toda desarreglada, estaba llegando tarde por primera vez, todo había sido culpa del despertador que se le había dado por no sonar.

Me quede frente a la puerta del instituto, esperando a que me abrieran mientras veía llegar a varios compañeros. Una de las primeras fue Laura, mi compañera del curso, con cuerpo rellenito, robusto, pero con grandes dotes, y con el pelo enrulado, negro y hasta los hombros.

Se acercó a mi lentamente, como si de un león a punto de cazar a una cebra se tratara, se sentó a mi lado, y solo me sonrió.

- Hola, Maia.- Dijo taladrándome el cerebro con su voz chillona.

- Hola, Lau.

- ¿Como estas, linda? Llegaste tarde, eh. Sabes, yo hasta hubiera faltado.

- ¿Por qué lo dices?- Dije mirándola con curiosidad.

- Digo, te sientas con Natalie.- Dijo con indiferencia mientras se acomodaba la pollera.

La mire de mal gusto, ¿Cómo podía decir eso frente a mí? Que era la compañera de banco de Natalie, y... ¿Amiga?

- ¿Porque lo dices?...

- Porque, bueno, ya sabes.- Hizo una mueca dando a entender que yo sabía de lo que hablaba.

- No sé a qué te refieres.

- Bueno, Natalie... Ell- Y cuando estaba por decirme, el preceptor abrió la puerta y nos hizo pasar uno por uno, tomando nombre. Laura pasó antes que mí, haciendo que mi oportunidad de preguntarle que iba a decir desapareciera.

Cuando por fin llego mi turno y me dejaron pasar. Me dirigí corriendo hacia el aula y me detuve en el marco de la puerta tres segundo, y pase, todos ignoraron mi presencia a excepción por el profesor de Geografía, y Natalie, que me miraba sonriente.

- Buen día, veo que tienes mi beanie, supongo que te gusto.- Dije sentándome a su lado, y devolviéndole la sonrisa.

- Bueno, a caballo regalado no se le miran los dientes.- Me guiño el ojo y me dio un pequeño codazo.

- Mmh... Ahora es mío.- Reí apenas, y le saque el beanie.

- Eh, ¡No!- Dijo haciendo puchero y cruzándose de brazos. Intento sacármelo de las manos pero no pudo.

- ¡Maia y Natalie! Por no prestarle atención a mi clase, se sentaran en lugares distintos.- Las dos miramos boquiabiertas al profesor, ¿Lo decía de verdad?- Vamos, ¿Qué esperan? Tu Maia te sentaras con Luca, y tu Natalie te quedaras en tu lugar.- Sin decir nada, levante mis cosas y me dirigí a mi nuevo lugar. No quería cambiarme, me gustaba sentarme con Natalie, me sentía cómoda con ella.

- Hola...- Salude a mi nuevo compañero, mirándolo de reojo.

- Hola, Maia.- Dijo con una sonrisa ancha.- Un gusto ser tu nuevo compañero de banco.

- Igual...- Dije en un hilo de voz casi inaudible, girándome hacia Natalie que miraba a Luca, lo miraba diferente, había algo en su mirada que era distinto. Me di vuelta rápidamente y dirigí mi mirada a mi carpeta, ¿Por qué lo miraba así? ¿Acaso gustaba de él?

Cuando toco el timbre para salir al recreo, me dirigí hacia Nati para preguntarle que pasaba entre ella y Luca, pero antes de que pudiera acercarme a ella, este me tomo del brazo, y me llevo con él.

- Sabes, Maia, creo que tenemos que hablar de algunas cosas.- Dijo mirándome a los ojos.



nota: Maia narra en primera persona pasado, peeero cuando "narra Natalie" se narra en tercera, como narrador testigo, solo quería aclarar eso por si no estaba muy claro.


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