Prologo

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El estruendoso despertador había logrado despertarme después de varios segundos sonando.

06:30 a.m.

No tenía ganas de despertarme, tenía ganas de seguir durmiendo, de descansar...

-¡Vamos, arriba, a levantarse! ¡Hoy es tu primer día de clases!- Grito con entusiasmo mi mamá, invadiendo mi cuarto.

-Mamá, por favor no prendas la lu...- Demasiado tarde, ya la había prendido, quemando mis preciosos ojos.- Aggggh.- Me queje tapándome los ojos con mis colchas.

-Vamos, arriba, no obligues a tirarte un vaso de agua fría para despertarte.- Sabia que no lo decía en broma, que lo decía en serio.

-Está bien, está bien.- Me saque las mantas de encima, entrando en contacto con el clima fresco de la casa. Apenas mis pies descalzos entraron en contacto con el suelo desee haber llevado medias toda mi vida, caminar sobre él era como caminar descalza sobre un lago congelado.


Luego de haber desayunado, y haberme vestido con el uniforme ya me encontraba preparada para irme.

-¿Estas lista?- Me pregunto seriamente.

-Sí, y tengo todo preparado.- Respondí.

-Perfecto.- Dijo guiñándome el ojo mientras agarraba las llaves del auto. Yo por mi parte agarre mis cosas y me dirigí fuera de casa, el clima realmente estaba fresco, y la brisa de invierno golpeaba mis mejillas enfriandolas.

Espere a que mi mamá saliera de casa y abriera el auto para entrar junto con ella. Durante el viaje no nos dirigimos ni una sola palabra, el silencio reinaba en el auto.

Cuando por fin llegamos aparco el auto, en la esquina y empezamos a caminar hacia la entrada de mi nuevo colegio.

-¿Emocionada?- Dijo sonriéndome de costado.

-Más que emocionada, nerviosa.- Dije.

-Pero es como al sexto colegio que te cambias...

-Pero aun así nunca me voy a acostumbrar a la sensación.- Era cierto, cuando mi papá murió mi mamá tuvo que buscar uno de los peores trabajos que podía existir, no porque no fuera digno o no le pagaran bien, si no porque estábamos obligadas a viajar de ciudad en ciudad. Por suerte esta era nuestra última mudanza según su jefe, y esperaba que fuera así, estaba cansada de tanto andar sin un hogar fijo, ademas de que necesitaba nuevos amigos.

Cuando llegamos a la entrada nos quedamos mirando un rato las puertas del lugar.

«Colegio nuevo, vida nueva...» Pensé para mis adentros, y entramos juntas a la institución.


Let her goDonde viven las historias. Descúbrelo ahora