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- hola, señora han. - hizo una pequeña reverencia cuando la mayor le abrió la puerta principal.

- ah, hola, minho, pasa, pasa.

hacia algunas semanas que no veía a jisung porque el mismo no tenía la fuerza suficiente como para salir al exterior, así que el rubio había invitado a minho a su casa para no tener que perder esa bonita costumbre de verse de vez en cuando.
estaba nervioso por estar allí, era la primera vez estando en la casa de jisung, nunca antes había llegado a ese punto de que alguien lo invitara a su casa y eso lo hacía sentir una pequeña presión en su pecho.

- jisung está en su habitación, - la voz femenina hizo que dirigiera su mirada a su rostro, ella alzó uno de sus brazos y apuntó a las escaleras. - solo sube las escaleras, es la habitación del fondo... luego les llevaré algo para comer.

nuevamente, hizo una reverencia. - muchas gracias.

tal y como se lo habían indicado subió las escaleras y caminó por el pasillo hasta llegar al fondo, era, obviamente, la habitación de jisung; la madera estaba pintada con un degradado de naranja a amarillo, decorada con algunas nubes, ¿él lo había hecho? parecía una obra maestra delante de sus ojos. con sus nudillos golpeó la puerta dos veces y pudo escuchar un ligero "pase" que provenía de la dulce voz del menor, entonces abrió la puerta y se adentró a la habitación.

- ah, mam- - jisung se encontraba recostado en su cama y, en cuanto pasó a la habitación, levantó su mirada, dándose cuenta de que no era su madre quien estaba allí. - ¡oh, minmin! ¡llegaste! - exclamó con alegría.

el chico se levantó con cuidado de la cama y minho pudo observarlo de mejor manera; seguía igual de pálido, quizá un poco más delgado desde la última vez que lo había visto, también pudo notar como el cabello de sus cejas y pestañas se veía más fino y débil, su pijama en conjunto con un patrón de pequeñas y bonitas ardillas le quedaba realmente bien, además de que combinaba con el gorro de lana blanco que llevaba puesto, sabía porqué lo llevaba, algunos días atrás jisung le había comentado que había rapado su cabello porque el mismo comenzó a caerse en exceso y que se sentía inseguro por ello, información que no hizo más que empequeñecer su corazón.

- ah, estoy tan feliz de verte...

- ¡también lo estoy! - se acercó un poco más al castaño y rodeó el cuello del mismo con sus brazos. aunque se veía extremadamente enfermo, seguía siendo igual de brillante que un rayo de sol. - lamento no poder salir al parque...

correspondió al abrazo con extremo cuidado, el cuerpo ajeno se sentía realmente frágil y recargó su mentón en el hombro del menor. - no te preocupes, no es un problema... puedo venir a verte siempre que lo pidas.

se alejó un poco de él, aún abrazandolo. - por eso eres el mejor...

- tú lo eres. - le dedicó una sonrisa.

de un momento a otro jisung comenzó a toser, provocando que se alejara del contrario para agachar su cabeza y cubrir su boca, minho no pudo evitar preocuparse por él, pero el contrario solo negó con su cabeza, intentando hacerle entender que estaba bien. luego de que su ataque de tos terminara se sentó en la cama mientras masajeaba su sien con la yema de sus dedos, estaba mareado.

- no te preocupes, el doctor dijo que eso pasaría...

se sentó en la cama, a un lado del menor, acomodándose cerca del mismo, aún con el ceño ligeramente fruncido por la preocupación y confusión que esa situación le había causado. - ¿estás... seguro?

- claro que sí. - volteó hacia él, sonriendo como si nada hubiera pasado. - deja de fruncir tu ceño, se van a formar arrugas en tu bonita frente.

vivo por jisung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora