¹⁰; final

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llegó al hospital para visitar a jisung como todos los sábados, se adentraba en los blancos pasillos con los pacientes y los familiares de los mismos, incluso a veces les dedicaba una sonrisa a aquellas personas que ya había visto allí antes, ¿eso era lo que jisung haría?
luego de unos minutos llegó al pasillo donde la habitación del pequeño se encontraba, dirigió su vista hasta aquella puerta y pudo observar a una pequeña cantidad de gente acumulada allí, pudo diferenciar a algunos de ellos; eran parte de la familia han.

con timidez se acercó a quien le tenía más confianza, la madre de jisung, ella se veía sumamente destrozada, sus mejillas y su nariz estaban rojas debido a la irritación que las lágrimas que caían de sus ojos hinchados provocaban, su mirada, que al igual que la de su hijo irradiaba luz, se encontraba totalmente apagada, como si no tuviera un motivo para continuar alegrando a los demás. minho hizo una mueca, nada bueno podía estar pasando.

— señora han... ¿todo está bien...? ¿cómo está jisung? — habló con un tono bajo de voz, pero fue lo suficientemente alto como para que la contraria lo escuchara y volteara a él.

— oh, minho, llegaste... — secó un poco la parte de abajo de sus ojos, dedicándole una amarga sonrisa a aquel chico. — ven aquí... — se acercó al menor para abrazarlo y él, confundido, correspondió a esa acción.

la mayor sabía que aquel castaño aún no era consciente de lo que estaba pasando y desearía no tener que ser ella la que le diera la tan devastadora noticia, no quería ser la responsable de romper el corazón de aquel chico que tanta felicidad le había llevado a su hijo, no quería tener que aceptar que todo eso era la realidad. presionó un poco más al menor en su abrazo, era lo único que la hacía sentir cerca a jisung, nunca antes había experimentado algo igual, pensaba, con todas sus fuerzas, que su hijo se encontraba en ese joven de oscuro cabello.

— minho... él no despertó esta mañana... él ya no está con nosotros...

pocas palabras faltaron para que sintiera como el aire le faltaba, eso no podía ser posible, jisung no pudo haberlo dejado de esa forma... ni siquiera había tenido la oportunidad de despedirse.
empujó con levedad a aquella mujer, solo para alejarla de él y, al igual que ella, también se encontraba llorando pero poco le importó.

— e-eso no es cierto.

— lo lamento tanto, minho... — hizo el amague de acercarse a él para poder, de alguna forma, consolarlo.

se alejó rápidamente al notar que ella quería acercarse. — ¡no me toque! —exclamó, llamando la atención de todos los presentes, solo comenzó a retroceder unos cuantos pasos. — jisung... ¡mierda! ¡esto no está pasando! — volteó sobre si mismo y comenzó a correr entre los pasillos del hospital, quería llegar a su casa y olvidarse de todo lo que estaba pasando.

no le dirigió la palabra a su madre, solo se encerró en su habitación y se refugió entre las sábanas, lloró hasta que las lágrimas se acabaron, lloró hasta que no pudo más, lloró hasta que lo único que lo llenaba era el doloroso vacío en su pecho. cuando notó que las lágrimas ya no caían volteó hacia el techo, esos horribles pensamientos que no habían aparecido durante los últimos meses comenzaban a inundar su cabeza y, por ello, cerró sus ojos con fuerza, a jisung no le gustaría que se lastimara. tomó el dije que colgaba en la cadena de su cuello, presionando un poco el mismo con dos de sus dedos.

— te extraño tanto, jisung...

[ 🌱 ]

cinco años después.

estaba sentado en el suelo de madera frente al gran espejo, agitaba un poco su camisa de tirantes para separarla de su pecho, intentando darse un poco de aire. estaba cansado y completamente sudado, entrenaba duro para ser el mejor de la academia y creía que lo estaba logrando, había conseguido los papeles protagónicos de las últimas presentaciones, estaba orgulloso de si mismo, ¿jisung también estaría orgulloso de él?
estiró un poco sus brazos, movió de lado a lado su cuello y se levantó del suelo, aún estaba algo agitado y con falta de aire, así que solo acomodó su castaño cabello.

— hola, minho. — la voz de su compañero extranjero hizo que se sobresaltara, estaba tan pendiente de su propio reflejo que no había notado la presencia del pelirosa.

— oh, hola, felix.

el menor lo observó de arriba a abajo, alzando un poco sus cejas. — ¿estuviste entrenando?

— un poco.

— ya eres el mejor, incluso mejor que hyunjin, no te esfuerces demasiado, vas a hacerte daño.

el mayor soltó una ligera risa, achinando un poco sus ojos ya naturalmente rasgados, el pequeño podía jurar que nunca antes había conocido a alguien tan alegre y dedicado como minho, ¿qué era lo que le motivaba a superarse, incluso cuando era el mejor de la clase? no entendía como alguien podía irradiar tanta vida como aquel lindo coreano, solo sabía que lo admiraba de una manera inimaginable.

— hablo en serio, min.

— sé lo que hago, lix. — se encogió de hombros, devolviendo su vista al espejo.

— bien, si tú lo dices... — soltó una risa a la vez que rodaba sus ojos y se acercaba a una de las esquinas para dejar su bolso.

poco a poco el resto de los alumnos iban llegando, también el profesor se había hecho presente, la clase estaba a punto de empezar y minho se encontraba estirando un poco debido a eso. cerró sus ojos con fuerza, presionando un poco sus labios mientras tocaba la punta de sus pies, quería superarse un poco más pero todos le habían dicho que ya estaba en el límite, incluido el tan arrogante y orgulloso hyunjin, nadie creía que minho podía ser mejor que hasta ese momento, pero él sabía que aún podía alcanzar algo más.

— chicos, a sus posiciones. — salió de sus pensamientos al escuchar la voz de su profesor, así que se levantó y se acercó al resto de sus compañeros. — muy bien, antes de comenzar la clase... quería decirles que las audiciones para jyp comenzaron.

— ¿audiciones?

— la empresa busca nuevos aprendices y comenzaron las audiciones en el lugar... sé que muchos de ustedes tienen potencial para quedar.

los ojos del castaño brillaron, claro que podía superarse, podía superarse mucho más y, al fin, ser alguien reconocido por su gran amor al baile.
cuando la clase terminó no se quedó para ensayar un poco más como solía hacerlo, sino que corrió hasta su casa para poder informarse sobre aquellas audiciones que el profesor había mencionado. se sentó en el escritorio de su habitación y abrió su laptop, comenzando a teclear en ella con una gran sonrisa dibujada en su rostro, confiaba en él y sabía que podía lograr pasar esas audiciones pars convertirse en aprendiz.
desvió por un momento un costado, observando su foto junto a jisung enmarcada, reposando en una esquina del escritorio, sin siquiera notarlo comenzó a jugar con el pequeño dije de su cadena, sonriendo un poco más.

— ah, jisung... lo estoy logrando... ¿estás orgulloso de mí? — tomó el marco de fotos y lo acercó un poco a él, acariciando con sus pulgares y extremo cuidado el cristal que cuidaba de aquella fotografía. — te prometo que muy pronto iremos juntos a la playa.

vivo por jisung.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora