Cadaver andante

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No se bien cuando empecé a sentirme así, mi mas temprano recuerdo me remonta a una etapa de mi niñez inidentificable para mi, solo puedo describirme en tal recuerdo como "muy pequeño"; yo solo jugaba inocentemente con mis juguetes de madera, bellamente tallados por mi padre y mis tíos, y adornados a mano con finos pinceles por mi madre, de pronto me llego el mas horrible, pútrido y nauseabundo olor que podría identificar un ser humano, percibí el oxidado olor de la sangre coagulada, el nauseabundo hedor de la carne en descomposición.

Por alguno de los instintos mas básicos que dominan la psique humana, quise encontrar la fuente de tal paste, deambule de arriba a abajo por cada rincón de mi hogar, pero no encontré la fuente de aquel nauseabundo olor, incluso revise mis prendas, creyendo que quizás, en la alegría de mis juegos infantiles, mis intestinos se vaciaron sin molestarse en comunicárselo a mi cerebro para que este pudiera movilizar mi humanidad para poder satisfacer mis mas básicas necesidades, pero mis posaderas, así como mi ropa se hallaban limpias, incluso aun olían tenuemente al suavizante de telas que mi madre solía usar.

Desesperado por no hallar la fuente de la peste, junte valor y comunique a mis padres, ellos por alguna razón, tuvieron resultados igual de infructuosos que los míos en cuestión de hallar la fuente del hedor, mi padre inclusive, abrió la fosa séptica de nuestro hogar y llamo a nuestros vecinos preguntando si notaban algún olor desagradable, solo el señor que vivía en la casa frente a la nuestra, menciono algo sobre la comida de su esposa, a lo que mi padre rio disimuladamente, y la mencionada mujer golpeo a su marido con un sartén de gran tamaño, pero del olor, ni rastro.

Un hombre mayor, casi tan viejo como mi querido abuelo propuso la idea de que quizás, un animal muerto se cayo al alcantarillado, se atasco justo bajo nuestra casa y que ese podría ser el origen del olor que juraba percibir, con esa explicación todos los adultos dieron por concluido el asunto, pero para mi el asunto estaba lejos de concluir.

Pasaron los días, y seguía percibiendo aquella peste,  tengo el vago recuerdo de que la primera vez que note aquel olor fue un viernes en la tarde, las clases habían terminado hace algunas horas, días después, me encontraba en mi aula, rodeado de mis educandos compañeros, hubo un momento en que sentí la necesidad de hacer mis necesidades, pedí a nuestra profesora me dejara salir, al obtener la autorización, me dirigí con paso veloz a los sanitarios.

Una vez saciadas mis necesidades biológicas, salí del sanitario, me lavaba mis manos en total tranquilidad, cuando alce mi vista, fue tan solo un momento, pero lo que vi me provoco tal terror que el grito que casi desgarro mi garganta se escucho por toda la escuela y, al menos, varias decenas de metros a la redonda. 

Cualquier intento de describir lo que vi se queda demasiado corto, solo podría describirlo como dantesco, cualquier otra palabra no... No sirve, asi de simple.

Mis carceleros me acosan desde el crepusculo que presede al amanecer hasta mucho despues de la puesta del astro rey, todo con la terca idea de saber detalles sobre lo que vi ese dia, asi ha sido desde mi ingreso en esta prisión.

No se si algun dia me sentire preparado para contar que vi ese día, pero una cosa es segura, estoy seguro que mis ojos no me engañaban ni deliraba de alguna forma, aquella criatura no puede habitar la imaginacion de ningun ser pensante, por mas retorcito que este sea.

Alce la vista, lo recuerdo bien, pese a haberlo hecho por solo un instante lo vi con la misma claridad con que veo el cielo, delante de mi yacía, parada, una abominación indescriptible, el color de su piel era entre el color gris y violáceo, edemas estaba amoratada y tenia la misma textura del barro, su cabello estaba opaco, y en varias partes de su cráneo se le desprendió un gran pedazo de cuero cabelludo, tenia sus labios entreabiertos, y pude ver su dentadura, sus encías estaban negras, podridas, con mas agujeros que un queso, los dientes en no mejor estado, al menos los que aun no se le habian caido, en sus manos, la mayoria de sus dedos estaban amoratados, algunos incluso gangrenados, a tal punto que ni siquiera tenian uñas, los pies estaban en igual condicion, pero lo peor era tan pequeño que tuve que fijar mi vista en aquella criatura, en todo su cuerpo pululaban gusanos, los cuales se retorcian y amontonaban, queriendo clavarle sus mandibulas a banquete de semejante tamaño, incluso note, con una indescriptible repugnancia, que varios de ellos se lograban introducir bajo su piel, y loss podia ver retorcerse, deleitarse con su putrefacto ser, lo peor, lo que casi me provoca vomitar, fue ver a varios de ellos amontonarse en el unico ojo que aun yacia en su cuenca, primero uno de ellos mordisqueo la cornea, y en cuanto pudo hacer un agujero lo bastante grande se introdujo sin duda, podia verlo ahi adentro, nadando, deleitandose y buscando meterse en el iris, la entrada al cerebro.

Mi ultimo acto conciente fue acercarme a la criatura, lo hice lentamente, tratando de no ahuyentarla, mi plan era golpearle con la fuerza suficiente para noquearlo, despues llevaria incluso a rastras, a un adulto competente, él o ella sabrian que hacer, el plan se fue al caño, pues empece a gritar. 

Honestamente, encerrado aqui me siento seguro, a salvo de aquella criatura, me niego rotundamente a salir durante el día e incluso la noche si hay luna llena, tampoco tolero la artificial luz de un foco, esas cosas me hacen recordar el encuentro, estaba a solo milimetros de la criatura, cuando de pronto, senti la fria y pulida superficie del espejo.

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