Observe el bosque a mi alrededor, termine de cavar algunas tumbas de algunas víctimas, mire a mi alrededor, han pasado no sé cuantas semanas desde que Elena murió. ¿Saben? No creo que apagar mi humanidad lo solucione todo, pero me ayuda, cuando caí en cuenta que mi hermana iba a despertar hasta que probablemente Bea tenga más de 30 años y se vea idéntica a mí una parte de mi desapareció. Digo, no soy la mejor hermana, pero di todo lo que tenía que dar. Ahora me encuentro en un bar lleno de tipos que miran a todas las chicas como un trozo de carne, Stefan y Caroline han tratado de buscarme, no les puedo decir ni a ustedes en donde estoy.
- ¿Por qué estás tan sola cariño? - pregunto un hombre acercándose muchísimo a mí.
- ¿Sabes lo que es perder a una hermana melliza? - pregunte mirándolo.
-No, pero si eso te molesta podemos solucionarlo- dijo sonriendo, lo mire con una sonrisa pícara.
-Es que yo tampoco sé- dije riendo y poniendo mis ojos azules él se asustó y comenzó a gritar- silencio.
- ¿Qué eres? - pregunto el barman, lo mire a los ojos.
-Soy una persona que está realmente sedienta- dije sonriendo, mordí al hombre frente a mi bebiendo cada gota de sangre de él, todo el bar grito, lancé un hechizo sellando la puerta y ventanas. Todos se miraban asustados, gritando- Así es como me gusta, asustados y temblorosos- sonreí, minutos después estaba saliendo del bar con más de 50 cuerpos inertes y limpiándome la sangre de la boca cuando miro alrededor y suspiro.
Apuesto que no recordaran que tengo una casa a mi nombre que me obsequio mi madre Isobel, porque yo no me acordaba hasta que lo recordé, vaya la redundancia, suspire al entrar y no encontré a los dos sirvientes en la casa, me encogí de hombros y me deje caer en el sillón, había sido sencillo entrar, ya que Isobel la puso a mi nombre antes de que yo me convirtiera, pude entrar y comprarme ropa nueva, todo un cambio, era otra Maia, vacía. ¿Mi hija? No sé, ¿Stefan? Tampoco lo sé, incluso tampoco se en dónde está el ataúd de mi hermana. Cerré los ojos un momento.
-Supongo que tú no tienes nada que ver con la perdida de bolsas de sangre en el hospital, ¿verdad? - pregunto la voz de Stefan saliendo de una habitación con Carlos un sirviente y bolsa de sangre, el cual estaba lleno de mordidas, lo mire.
-No voy a preguntar como entraste porque es obvio- dije parándome del sillón- creo que le pondré sello a esta puerta.
-Pregunte algo- dijo serio mirándome, Caroline entro por la puerta.
-Olvídalo Stefan, no fue ella. Encontraron un bar lleno de cuerpos sin sangre- dijo la rubia seria.
- ¿Tu eres la que ha ido matando por ahí sin importarle nada? - pregunto Stefan.
-Qué curioso- dije riendo- Carlos, ¿Me has visto salir?
-No, Isa- dijo sonriéndome, mire a los otros dos vampiros.
- ¿No tienen algo mejor que hacer? Buscar a Damon, cazar ardillas- pregunte sentándome- Ay, pero que maleducada soy, ¿Quieren algo de beber? - pregunte tocando una puerta de la cual salieron cuatro chicas- Pueden escoger.
- ¿Eso es lo que haces? - pregunto Stefan con el ceño fruncido- Tu hija la está cuidando Agatha, Damon está perdido, te necesito Maia- me encogí de hombros.
-No tengo nada que perder, Stefan- dije tomando a la chica pelirroja y sentándome para beber de ella- beban o desaparezcan- dije sonriendo con mis labios manchados. Me pare indicándoles la puerta de salida, vi como Stefan le arrancaba el corazón a Carlos y yo no me inmute, escuche a Caroline correr hacia mí y la lance a la pared con magia, Stefan hizo lo mismo, solo que con una mano lo tumbe al piso. Luego sentí una aguja enterrarse en mi cuello.
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Maia Gilbert VII: Lonely
FanfictionUna parte de ella ha desaparecido y junto con ella el amor de hermana, esperando recuperarla. Nos quedamos sin palabras. Ya demostró ser fuerte, poderosa y poder contra todos y todo, ¿Podrá ella volver a ser lo que un día deseo? La soledad a veces n...