𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 𝟐: 𝑷𝑬𝑹𝑫𝑰𝑫𝑨 𝑬𝑵 𝑬𝑳 𝑷𝑨𝑹𝑨𝑰𝑺𝑶

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"As much as I'd like the past not to exist
It still does and as much as I'd like to feel like 

I belong hereI'm just as scared as you"

I belong hereI'm just as scared as you"

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Sentirse vigilada debe ser un síntoma común en los pueblos, al menos en este, la impresión de que cada movimiento puede ser indicio de algo sombrío, sale a flote cada mañana al despertar. Los últimos días, los pasó revisado cada informe y carta que, escritas a puño y letra por Alexander Moore, dan un paradigma de lo que es a profundidad, un alma torturada.

Como todas las mañanas tomaba un café cargado mientras miraba con detenimiento el mapa que había armado en el pizarrón del «improvisado» estudio, el corcho tiene sus marcas de batalla por cada vez que cambio de lugar la evidencia. Era una mina de oro, ante sus ojos, tenía la historia con mayor relevancia en todo el país. Nadie más sabía de esto, se encargaron de quitarlo del panorama como todo corrupto profesional. Se hallaba en un estado de éxtasis continuo, de tan solo leerlo.

—¿Quién eres Moore?

No volvió al ático hasta luego de darse cuenta de que podría encontrar más material, ese "mapa de sueños" como llamaba cómicamente, aún tenía huecos en medio; huecos que debía llenar sin dudas. Algunas de las cartas eran casi ilegibles, cosa que no favorecía a la investigación.

Tal como el cofre, pasó horas golpeando cada madera, del suelo y la pared, «limpio» sentía que algo estaba esperando a ser encontrado y no se equivocó, porque luego de casi rendirse, una lámpara mental se encendió «piensa como un psicópata... no es tan difícil no?» estúpida vocecita interna. Ese pequeño ejercicio la llevó a mirar al techo, haciendo que buscara por las vigas. Una de ellas cedió ante la presión y se derrumbó, justo en la unión de esta y el pilar, algo brilló, una bolsa, repleta de casetes que tenían cinta cubriendo sus etiquetas.

—¿Quién carajos usa videocasetera en esta época? — replicó al aire, era un mal chiste de Moore — vamos hombre... tanto material debe ser visto — agregó con una frustración momentánea, hasta que pensó en la solución.

La señora Dellow era una persona hermosa y amigable, así que no puso objeción cuando le pidió prestado aquel antológico aparato, tomaron té mientras le contaba de sus plantas y luego de sus hijos, pasaron varios minutos de normalidad «cosa que a Valerian le agradó»

Con un plato de sándwiches y su fiel cigarrillo se sentó frente al televisor, tenía planeada una noche de anotaciones, aunque eso se esfumó cuando la pantalla pasó de negro a él.

—Seguramente ya sabes quién soy— comenzó acomodándose en el sofá. La grabación titiló, pero su sonrisa permaneció allí— de todas maneras lo correcto es presentarse — aclaró su garganta y adoptó una postura que quedó muy cerca de foco— Alexander Joshua Moore, lo sé, ese segundo nombre apesta, pero mi madre era un tanto creyente — rio sonoramente exagerando ese "tanto"

El reflejo del asesino escarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora