Capítulo 40

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N/a: este capítulo me quedó medio corto, pero igual es algo importante. Está recién escrito así que me disculpo si hay algún error o falta de ortografía. Mil gracias por leer, ya nos va quedando poco!!



Londres, veintiséis de junio, 2020

Narra Tess

Abrí los ojos pesadamente mientras los constantes golpes en mi puerta resonaban por mi departamento. Me incorporé de la cama con los codos y froté mis párpados, soltando algunas que otras maldiciones. ¿Quién cojones venía a molestarme a esta hora? Siendo las cuatro de la mañana, no tenía idea de quién podía ser, mucho menos quién podía necesitarme con tanta urgencia.

Pensé en ignorarlo y seguir durmiendo, pero ya debía ir a trabajar en un par de horas y no había posibilidad de que iba a correr el riesgo de quedarme dormida si llegaba a cerrar mis ojos. Aun así, la persona que llamaba a mi puerta definitivamente las iba a pagar. Yo no era una persona mañanera, y a veces me ponía un poco agresiva cuando mi sueño es interrumpido. 

Salí de mi cama y di grandes zancadas hacia la entrada, abriendo la puerta de golpe y dispuesta a gritar a la persona al otro lado de ésta, pero me detuve en seco al percatarme de quién se trataba.

Lena tenía el rostro cubierto de lágrimas, sus ojos estaban rojos e hinchados y su labio inferior no dejaba de temblar. De inmediato supe que estaba así por Harry, era lo único que explicaría lo destrozada que me mostraba su mirada cargada de pena. Verla así hizo que una punzada cruzara mi corazón; parecía una pequeña niña perdida y desconsolada. Y lo que más me sorprendía era que es la primera vez que la veía así.

Sin pensarlo dos veces, la atraje a mí y la rodeé con mis brazos y ella simplemente explotó en sollozos sobre mi hombro, su espalda sacudiéndose mientras yo trataba de calmarla frotando mis manos de arriba hacia abajo.

—Está bien, todo estará bien —dije con algo de urgencia, esperando que así se lograra calmar un poco—. Es Harry, ¿verdad? ¿Quieres que vaya a patearle el trasero? 

Puede que Harry sea mi ídolo, pero si se atrevió a romperle el corazón a mi mejor amiga, se las iba a ver conmigo.

Lena soltó una amarga risa y se separó ligeramente, limpiándose las lágrimas con el dorso de su mano.

—Está un poco lejos para eso... —musitó con voz temblorosa y sorbió por su nariz—. Perdón por venir a esta hora, es que...

Sus palabras fueron reemplazadas por otro sollozo y nuevamente se puso a llorar. Chasqueé mi lengua y volví a abrazarla. Su llanto y el hecho de que no podía controlarse prácticamente me rompía el corazón. 

Mi mejor amiga estaba sufriendo por amor, y no sabía qué hacer al respecto.

La arrastré hacia el interior de mi departamento y cerré la puerta, rodeando sus hombros con mi brazo mientras la conduje a la cocina. La senté en la mesa y ella escondió de inmediato su rostro entre sus manos, al mismo tiempo que puse agua a hervir y sacaba del refrigerador un pote de helado y un par de cucharas.

—No tienes por qué hablarlo conmigo —susurré mientras abría el helado y le tendía una cuchara. Ella descubrió su cara y tragó saliva lentamente, tomándola con desgana y dándole una cucharada al helado de chocolate, perfecto para situaciones así—. Tómate tu tiempo.

—No habría venido si no quería hablarlo —saboreó el contenido y su espalda se apoyó en la silla, su mirada estaba perdida en un punto de la mesa y algunas lágrimas aun descansaban en las esquinas de sus ojos.

Sincerely, yours » h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora