Capítulo 7: La fiesta

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Un día más, un día menos. Eran las 10 de la mañana, y se encontraba en clase de Historia. El profesor les había puesto un documental para que sus alumnos comprendieran mejor el tema que estaban estudiando. Amy de vez en cuando apartaba la mirada de la pantalla, pues no soportaba ver como algunas personas eran fusiladas o mutiladas en la guerra. Ya había tenido suficiente con haber presenciado el cadáver de su compañera el otro día. 

- Pss, Amy -escuchó su nombre ser pronunciado en voz baja. Giró la cabeza y vio a su compañero sentado detrás suya-. ¿Me podrías prestar tú lápiz un momento, por favor? No encuentro el mío por ninguna parte. 

- Claro, toma -le entregó el objeto. 

- Gracias. 

- De nada. ¿Tú eres Silver, cierto? 

- Sí, ese soy yo. 

- Dibujas muy bien -elogió al mirar las caricaturas que pintaba en su libreta. 

- Gracias -sonrió. 

- Señorita Rose -le llamó la atención el profesor-, haga el favor de prestar atención al documental y estar en silencio. 

Obedeció y no volvió a abrir la boca en lo que quedaba de clase.

Cuando tocó el timbre, Amy cogió sus cosas rápidamente y abandonó el aula. Fue corriendo al cuarto de baño más cercano, pues sentía que su vejiga iba a explotar. Nada más entrar, un extraño olor fue percibido. Sabía que ese tipo de lugares no siempre tenían un aroma agradable, pero ese olor era diferente. Su fino olfato le guió hasta una pequeña bolsa de plástico blanco oculta en rincón. ¿Abrirlo o no abrirlo? 

***

Amy anduvo hacia las escaleras para acceder a la segunda planta. Por el camino, se encontró con María. 

- He encontrado marihuana en el baño -le contó su descubrimiento. 

- No me sorprende, la verdad. Aquí hay mucha gente que consume drogas, incluso profesores -contestó la eriza de púas amarillas. 

- Oh... Entiendo. 

- Estoy empezando a sospechar de Sky -cambió de tema-. Creo que puede estar involucrada en todo esto de los asesinatos. 

- ¿Por qué lo dices? -preguntó Amy curiosa. 

- Fiona no se llevaba bien con ella, y supongo que Sally tampoco. El odio puede llevarte a matar a alguien. 

- Pero eso no significa que sea culpable. 

- Sí, lo sé. Por ahora es sólo una sospechosa, nada más. 

- ¿Tienes a alguien más en tu lista de sospechosos? 

- No, todavía no. Necesitamos más pistas para descubrir este misterio. 

- ¿Qué hacemos? Tú eres la experta en esto. 

- Solo tienes que estar atenta para notar cualquier comportamiento extraño o inusual de algún estudiante. 

- Lo intentaré. 

Cuando estaba a punto de subir el primer escalón, alguien exclamó su nombre. Ambas erizas se dieron la vuelta curiosas por saber quién llamaba a Amy. 

- Oh, genial... Ahí viene el Principito Azul -murmuró María con disgusto. 

- Buenos días, Amy. Buenos días, Ricitos de Oro -saludó alegre Sonic. 

- Hola, Piña Azul. ¿Se puede saber por qué vienes a molestarnos?

- ¿Piña Azul? ¿En serio? -dijo un poco molesto. No le gustaba mucho ese mote. 

EL PEOR AÑODonde viven las historias. Descúbrelo ahora