Capítulo 8: Mina

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Habían pasado horas desde la última clase del día. El establecimiento dedicado a la enseñanza estaba completamente libre de profesores y alumnos. Todas las luces estaban apagadas; la única fuente de iluminación eran los rayos de sol que se colaban por las ventanas.

La chica caminaba por los pasillos con pasos lentos. Sus ojos estaban bien abiertos, observando con atención su alrededor. Sentía su corazón palpitar con fuerza, pues el silencio le provocaba miedo.

De repente, escuchó un ruido proveniente del laboratorio. Pudo deducir que algún objeto de cristal se había caído al suelo. Tan solo acercarse y asomar la cabeza para ver qué había ocurrido... Esa simple acción fue suficiente para caer en la trampa.

Todo sucedió tan deprisa... En cuestión de segundos, un puñal atravesó su espalda y le dejó sin fuerzas para mantenerse en pie. Su nariz se fracturó al caer de cara al suelo. El dolor que sentía aumentó cuando un líquido desconocido comenzó a ser derramado sobre la herida. 

Su atacante, aburrido de escuchar gritos ahogados que suplicaban por ayuda, decidió marcharse. Se fue con una sonrisa pintada en el rostro, pues se había divertido mucho con su nuevo experimento. 

***

- Creí que hoy no habría clases -dijo la eriza rosa. 

- ¿Bromeas? Aquí no suspenderían las clases ni aunque hubiese un incendio o un apocalipsis zombie. El director de este centro es muy testarudo. Dice que nada debe interferir en la educación de sus alumnos -habló Tails.

- Deberíamos secuestrar niños y drogarlos para ver qué pasa -comentó María de repente.

- ¿Qué?

- Nada, nada. Tienes razón. El director de este instituto es un idiota.

- ¿Sabéis quién es la chica que ha muerto? -preguntó Amy.

- No recuerdo su nombre, pero sí sé que era una de las amiguitas de Sky. Era una chica muy irritante y chismosa. Siempre tuvo problemas por meter sus narices donde no debía. 

- Tal vez por eso la asesinaron, ¿no crees?

- ¿Y qué tal fue la fiesta? -cambió de tema bruscamente.

- Fue... Estuvo bien. Todo fue normal.

Obviamente no iba a mencionar nada acerca de lo que pasó con Sonic. No quería tener que dar explicaciones a su curiosa amiga de aquel incómodo y extraño momento.

- ¿Qué está pasando allí? 

Un gran número de alumnos se apelotonaban al fondo del pasillo. Los tres, curiosos por saber el motivo del alboroto, se acercaron para ver qué estaba ocurriendo. 

La pared que marcaba el final del pasillo tenía números pintados en sangre. 

- Cinco, cero, uno, uno, uno, cero. ¿Qué rayos significa eso? -dijo la eriza de púas amarillas. 

- A lo mejor es un código o contraseña para abrir algo, ¿no? -habló el zorro. 

- No lo sé. Sea lo que sea, es una pista que nos llevará al asesino. 

- ¿Y si tal vez el asesino esté intentando confundirnos?

- Tails, escúchame. Si el asesino ha gastado tiempo y energías en escribir esos números en la pared, será por alguna razón, aunque lo haya hecho solo por diversión. No debemos descartar ninguna pista que encontremos porque puede ser importante. 

- Como quieras. 

***

Ese día, la eriza rosa había decidido ir a la biblioteca del instituto. Tenía un examen muy importante que no podía suspender. 

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