Capítulo 8

421 42 17
                                    

Dedicado a @azucarillo11
Gracias por animarme a continuar y siempre estar tan al pendiente. <3

–¿Te importaría decirme que es lo que quieres? –Me dice, con su mejor tono de arrogancia fingida y ceja arqueada, mientras suelto apenas su muñeca

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

–¿Te importaría decirme que es lo que quieres? –Me dice, con su mejor tono de arrogancia fingida y ceja arqueada, mientras suelto apenas su muñeca.

Hemos sido el objeto de las miradas en toda la academia y por ello sé que no puede ocultar la rojez resaltante en sus mejillas.

Ahí parada mientras se recuesta de la pared, con el semblante serio y los brazos cruzados me permito detallarla bien, nunca la había visto tan mal, tan demacrada. La piel debajo de sus ojos es oscura, abandona el púrpura claro y pasa a un café dilatado, la sombra de días sin dormir. La tez pálida y poca fuerza para que el manotazo que intenta darme se sintiera más como una brisa.

–¿Qué es lo que pasa contigo? –Le digo, molesto. Mandando a la mierda mi actuación que pretende lucir desinteresada.

Me mira de arriba abajo, juzgando con las obres castañas pero sin respuesta.

­­–¿No piensas contestarme?

–No tengo nada que decirte.

–No tienes nada que decirme pero pareces un cadáver andante.

Frunce el ceño. –¡Oh bueno, gracias! ¿Tengo que teñirme el cabello rubio para ser de tu agrado?

Suelto una risa seca. –¿Con qué es eso?

–¿Es qué?

Me acerco más con las manos en su cintura, ella no se aparta. –Que estás celosa.

–¿Por qué habría de estarlo? Tú no eres nada para mí.

El final de la oración deja un sabor amargo en mi garganta, lo hace para herirme, para provocar el mismo dolor que yo he provocado en ella.

Flashes del beso de Irisiana vienen a mi mente y me aparto. La estoy hiriendo, en vez de protegerla, solo la estoy dañando aún más.

Se que me veo afectado entonces cuadro mis hombros para no perder la postura característica de aire despreocupado. ¿Cuándo me convertí en alguien inseguro que es amenazado por las palabras de una persona? Aunque esa persona fuera Alessia.

Con la mayor de la seriedad y el puño apretado a mi costado, le miro de frente. –Puede que no signifique nada para ti...Pero no estuve protegiéndote todo este tiempo para que un día de la nada decidieras dejarte morir.

Se encoje de hombros, como si nada le importara, totalmente distinta a mi Alessia de antes. –Pensé que eso querías, que yo esté muerta es igual a menos preocupaciones.

Le miro incrédulo. –Tú...¿Estás demente? ¿Cómo puedes decir eso? ¿En verdad crees que te querría muerta?

Me mira con amargura como si le estuviese contando un chiste ofensivo. –¿Acaso no me abandonaste cuando más te necesitaba?

Ángel Blanco: El Llamador ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora